El alcohol, aún en tiempos de pandemia, representa una problemática social que se acentuó.

En Balcarce, profesionales consultados por La Vanguardia aseguran que la edad promedio de inicio de consumo bajó de 15 a 13 años. Las bebidas alcohólicas consumidas tienden a ser variadas y en una misma noche. La mayoría desconoce los componentes de la “mezcla”. El inicio de consumo de alcohol en la adolescencia aumenta el riesgo de dependencia en la edad adulta.

Aunque no hay una estadística oficial en Balcarce, fuentes del ámbito de la salud estiman que producto de las consecuencias del encierro provocado por la cuarentena por la pandemia del coronavirus, más chicos se iniciaron en el consumo de alcohol. Así lo advierten y confirman varios profesionales consultados por La Vanguardia en línea con lo que ocurre en otras regiones del país.

En nuestra ciudad, los jóvenes repiten, quizás con menos conciencia y más riesgo, las peligrosas conductas de los adultos.

En el Hospital local, antes de la llegada de la pandemia y con relativa frecuencia, se recibían a chicos por el consumo abusivo de alcohol.

El extenso confinamiento por el Covid-19, y el impacto emocional de la pandemia en los más jóvenes, en muchos casos acentuó el consumo y hasta permitió que, por la misma ansiedad generada por la situación sanitaria, muchos chicos se iniciaran prematuramente en el consumo de alcohol. Aunque existen prohibiciones y hasta recomendaciones para evitar contagios por las denominadas “juntadas”, los jóvenes comenzaron a reunirse a partir de la segunda mitad del año pasado cuando se liberaron varias actividades y allí la posibilidad de la presencia del alcohol se potenció.

Es sabido, paralelamente, que el consumo de alcohol en las últimas décadas ha ido aumentando de manera exponencial y sus efectos en la salud –preocupantemente- no sólo se minimizan sino que también muchas veces se naturalizan.

Si bien el consumo es social y no sólo una característica de las juventudes actuales, los adolescentes recurren al consumo de sustancias para expresar modos de pensar, sentir y vivir sobre todo en tiempos donde la pandemia los aisló socialmente como nunca antes en sus vidas.

Profesionales que trabajan en el tema de las adicciones coincidieron, al ser consultados por La Vanguardia, que el alcohol, como sustancia depresora del sistema nervioso central, forma parte de los escenarios juveniles y es un motorizador de reencuentros -durante o pos pandemia- (“nos juntamos para tomar”, “sin alcohol no hay fiesta “, “sin previa no hay diversión”, “si no te entonás, no podés”, suele escucharse en los diálogos juveniles) que puede potenciarlo.

El alcohol en los jóvenes es muchas veces el “primer invitado” a la fiesta, y siempre es consumido de manera abusiva o excesiva. Por ende, siempre el consumo de alcohol en los adolescentes es algo problemático, mucho más en tiempos de pandemia donde la situación emocional de los chicos también juega un papel trascendental.

Aumento descontrolado de episodios de comas alcohólicos, hechos de violencia en los que sus protagonistas no pueden recordar con exactitud lo sucedido, venta ilegal de bebidas alcohólicas a menores de edad, padres que evaden los controles de alcoholemia frente a sus hijos cuando salen a comer con amigos, enseñando que la típica “viveza criolla” no implica riesgos…es válido para reflexionar y preguntarse acerca de quién protege y educa a los jóvenes en el cuidado de la propia salud.

Pocos aceptan que el alcohol es la droga cuyo uso crónico implica el mayor riesgo (gastritis, hipertensión, pancreatitis, miocarditis, hepatitis, cirrosis, disturbios neurológicos, problemas de vinculación interpersonal). Es la sustancia que mayor incapacitación a corto, mediano y largo plazo puede producir, en comparación con el tabaco, la marihuana y la cocaína.

Sin embargo, la edad promedio de inicio de consumo de alcohol es cada vez menor (de 15 bajó a 13 años), y las bebidas alcohólicas consumidas por jóvenes tienden a ser variadas en una misma noche y muchos de ellos desconocen los componentes de la denominada “mezcla”.

La información actual también indica y aporta un dato preocupante a futuro: el inicio de consumo de alcohol en la adolescencia aumenta el riesgo de dependencia en la edad adulta. “Gran desafío para el mundo adulto: visualizar el consumo en los jóvenes al mismo tiempo que se visualiza un sistema que el mismo mundo adulto reproduce, porque para muchos adultos consumir también es una manera de existir y soportar la realidad.

A veces, partir de la autocrítica y el automiramiento es la clave para empezar a dejar de negar y empezar a cuidar”, explicó a este diario una de las profesionales consultadas.

Por otra parte, un estudio pre pandémico realizado por el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría del Pueblo bonaerense, reflejó que 1 de cada 10 jóvenes afirmó que consume alcohol a diario o entre semana y más del 25% consume durante los fines de semana. El documento abarcó el relevamiento a 632 niños, niñas y adolescentes del Gran La Plata -que sirve de muestra para el interior aunque cada región tiene sus características específicas-.

Dentro de los datos más alarmantes se observa que casi el 70% de los niños de 12 a 14 años manifestaron haber consumido alcohol alguna vez. Cuando la edad de la muestra se extiende a 17 años, la respuesta afirmativa de consumo llegó al 88,2%.

Al brindar estas cifras, desde la Defensoría se destacó que “desde el año pasado, venimos trabajando de forma conjunta desde el Observatorio con el área de Salud y Adicciones de la UNLP y con el Colegio Nacional en tareas que hacen a la defensa y promoción de derechos.

Coincidimos en muchos aspectos, tales como la necesidad de que la prevención y el tratamiento de las adicciones pasen a ser una prioridad en las políticas de salud pública”. Además, se señala que en este contexto, se desarrollan una serie de propuestas para paliar el impacto del alcoholismo, especialmente entre niños, niñas y adolescentes.

“Necesitamos endurecer el marco legal de la publicidad, que contemple las redes sociales y distintos espacios públicos como los eventos deportivos, para evitar que el puñado de empresas que controlan este negocio siga multiplicando sus ganancias a costa de la salud pública de la población”, explicaron.

En tanto, otro trabajo de la Defensoría realizado durante la pandemia indica que casi la mitad de quienes experimentaron con nuevas sustancias durante la cuarentena (48%) reconocen que se le hará muy difícil dejar este consumo que, en la mayoría de los casos, está vinculado al alcohol, al tabaco y a los antidepresivos.

Otro dato para tener en cuenta es que una enorme mayoría de quienes recurren a las sustancias reconocen que ese consumo impacta negativamente en sus relaciones interpersonales, en un contexto donde resulta de vital importancia poder mantener la tolerancia y la convivencia pacífica dentro de los hogares.

En el informe se detalla además que casi el 30% de los encuestados, es decir 1 de cada 3, reconoce que su estado de ánimo se ha visto alterado -profunda o moderadamente- durante la emergencia. Se debe tener en cuenta, además, que las personas que fuman o inhalan sustancias tienen riesgos mayores en la pandemia por el Covid-19, riesgos que se suman a los numerosos ya conocidos del tabaquismo/vapeo, el consumo de alcohol en exceso y el uso de estupefacientes.

A nivel mundial, existe un consenso prácticamente generalizado entre asociaciones profesionales, organizaciones y sociedades científicas sobre que se deben redoblar los esfuerzos, en este contexto de pandemia, en el desarrollo de campañas de prevención, concientización y asistencia sobre adicciones.

Un exceso que puede llevar a la muerte

Afirman los profesionales que el consumo de alcohol en exceso genera todo tipo de daños en el organismo. Pero, además, exacerba la violencia y causa accidentes. Según la OMS, ocupa el tercer lugar entre los principales factores de riesgo de muerte prematura y discapacidad a nivel mundial y es el principal factor de riesgo de muerte y discapacidad para las personas de entre 15 y 49 años. A nivel país, el alcohol está presente en la mitad de los accidentes de tránsito, de acuerdo con la organización Luchemos por la Vida.

El Dato

La Argentina figura en el tercer puesto del ranking americano de consumo de alcohol, con un promedio de casi 10 litros de alcohol puro por habitante por año. Y encabeza la nómina de países con mayor porcentaje de consumo de alcohol en adolescentes: el 70,5% de los chicos de entre 12 y 17 años ingirió una bebida alcohólica al menos una vez según el último revelamiento de la Sedronar.