Por Adriana Derosa

¿Somos capaces de disfrutar verdaderamente de las diferencias? ¿Habremos comenzado este viaje de ida que permita alegrarse cuando en una actividad, lejos de cualquier pensamiento unificador, no solo somos todos diferentes, sino que vestimos de manera diversa, y pensamos de formas diametralmente distintas? ¿Ya le pasó? Digo “de ida”, porque nada me genera más placer que comprobar que este mundo partido en dos que me habían enseñado en la infancia de otro siglo, en realidad no existe. Que los colores del arco iris son un montón, y que las disciplinas artísticas no solamente son para todos, sino que se ejercen de maneras diferentes según quienes seamos los que nos adueñamos de sus técnicas.

Porque yo crecí en un mundo más hostil, donde para ingresar al universo del arte se tomaban pruebas de admisión, que permitirían saber si uno tenía o no “las condiciones”. ¿Según quién?¿Quién es el juez de los más aptos? Hoy celebramos modelos de todas las tallas, atletas de todas las condiciones físicas, bailarines de todos los pesos, artistas con todas las diferencias. Ese es el mundo que queremos habitar, y lo hacemos compartiendo la emoción del grupo “Damos sala”, que ha llegado al espacio teatral Cuatro Elementos, para decir que puede haber actores de todas las formas, naturalezas, condiciones, como todos los pájaros cantan a la vez en el amanecer de un mundo múltiple.

Pude presenciar “Para ver pájaros”, con autoría y dirección de Nora Colares, interpretada por Sofía Lionti y Dana Fioretti. Una historia dolorosa, donde madre e hija entran en diálogo y revelan una tragedia callada en el pasado. Ambas actrices sostienen solas la energía de la escena, lo cual no es poco. Solo se apoyan en dos títeres como herramientas que permiten traer a otros personajes. Tiernas, cálidas, sutiles.

Por otro lado, el grupo puso en escena “Mi amor,¿sos vos?”, versión adaptada de Otelo de Shakespeare, que es interpretada por Gabriel Aguirre, Carlos de Pratti, Rodolfo Barone,  Damián Aranguren, Emanuel Senno, Pablo Iriarte, Mari Gómez, Berni Puente y Tamara García.

Rápida y vivaz, la adaptación es plenamente shakespereana, y respeta los roles de todos los personajes, conflictos principales y secundarios. Si bien todos los actores son solventes en su tarea, quiero destacar al joven Aranguren, que en su papel de Casio obliga al público al aplauso espontáneo. El Yago que compone de Pratti es sumamente interesante, y el vestuario de Mariana Carranza logra su cometido sin ornamentos innecesarios.

Experiencias teatrales amorosas, que reciben al espectador con los brazos abiertos. Vayamos a aprender: asistir a una obra de teatro inclusivo, una celebración, una fiesta de vitalidad a la que usted también está invitado.