Por Adriana Derosa.

Como si lo fuera. Como si la estabilidad fuera una condición inherente a la existencia humana. Como si la vida de hombres y mujeres no fuera una sucesión de desequilibrios que nos llevan a movernos permanentemente de un pie a otro.

“Como si la vida fuese…” es en realidad una obra de teatro que escribió Dardo Dozo a partir del libro “Para qué sirve la filosofía” de Darío Sztajnszrajber, y codirigió junto con Claudia Kricun. En ella, una mujer – Maga, en obvia alusión al personaje de Cortázar en Rayuela- vive una noche particularísima en la que – no solo se deja llevar por el sucederse de sus pensamientos- sino que además se sorprende por cada una de estas cosas nunca antes pensadas. Al menos por ella.

Maga comienza cuestionándose cosas de la vida cotidiana, y a partir de allí se permite dudar de sus aparentes certezas, y entonces el mundo que recorre se transforma: su pensamiento comienza una carrera desenfrenada que la lleva a recorrer tópicos, habituales y no tanto. La vida y la muerte, el conocimiento, la alimentación, el placer, el destino, la autoridad, el pudor, el miedo, la seguridad, la verdad, la mentira, asociados de manera reconocible a varios de los maestros de la disciplina.

Para esto hizo falta una actriz como Melina Petriella, capaz de lanzarse a esta carrera vertiginosa de texto y energía, en la que alguien sigue el curso de su pensamiento a ritmo real, un curso frenético y difícil de abandonar. Las ideas se conectan unas con otras y empujan hacia adelante una noche de aprendizaje que es casi un viaje de iniciación: poner el pensamiento filosófico bajo una lente de aumento que permite verlo desde todos los sitios.

Poquísimos elementos de apoyo: utilería mínima, vestuario atractivo, y una fuerte presencia del diseño de luces de Soledad Ianni son suficientes para que el espectador se entere de para qué sirve la Filosofía, los miércoles en la sala Cuatro Elementos.

Siguiendo la línea del divulgador Darío Z, sería posible preguntarse: ¿Por qué hay teatro en vez de nada? Quizá no lleguemos a definir para qué sirve la Filosofía, pero la pregunta dará paso a una nueva duda: ¿por qué el teatro debería servir? Servir ¿es encontrarse en situación de servidumbre? Y así seguir.