Queremos que sepan que entendemos lo difícil de su labor, y quizás no es a ustedes a quienes deberíamos dirigir nuestras palabras, sino, como ustedes dijeron, a la legislación de nuestro país que, en caso de duda, prima el principio in dubio pro reo por sobre los derechos del niño, dejando esta especie de sábana corta como sentencia.

Entendimos que ese “hicimos lo que estuvo a nuestro alcance” no es suficiente, desde el momento que dejaron suelto al monstruo.

Causa Gianelli y Fleming: Schwartz fue condenada a 10 años pero no irá a la cárcel

Porque una restricción de acercamiento no nos libra del miedo que nos paraliza de solo pensar de casualidad coincidir con ella en un café, cine, shoping o playa.

Nos encerraron a nosotros, las víctimas, una vez mas. El poder judicial nos sigue revictimizando.

Queremos decirles que un monstruo como “la seño” Analía atravesó la restricción de acercamiento la misma noche de la sentencia, y se metió de nuevo en las pesadillas de muchos de nosotros, riéndose por seguir libre.

Obviamente no mitigaron con su condena nuestro dolor, sino que lo aumentaron no haciéndola efectiva.

Pero sí, tienen razón, ahí están nuestros padres una vez más, para abrazarnos y para contenernos. Los vemos tristes, cansados, ¿saben? Con un dolor en la mirada. Nos sentimos mal por ellos, nos sentimos una mochila pesada, y mas que ellos abrazarnos a nosotros, somos nosotros los que hoy los contenemos.

Nos escucharon a varios de nosotros contarles qué nos pasó, y sobre todo pedir que la lleven presa para que no pueda seguir dañando a otros.

Vimos a nuestros padres llorar, disimular, privarse de muchas cosas por la causa. Tuvimos y tenemos el mejor ejemplo de lucha, de amor incondicional, de empatía y solidaridad, ya que en el camino fueron dando todo de sí para con otros. Pero ese dar todo de sí nos restó a nosotros. Muchas veces buscamos en ellos los padres alegres que teníamos, ya que no solo a nosotros como víctimas directas nos cambió la mirada.

Les pedimos a ustedes que la lleven presa desde que teníamos 3, 4 y 5 años, que la seño mala vaya presa, y lejos de ser un sentimiento egoísta, era la forma de suplicar que no se lo haga a otros, que no les arruine la vida a otros niños como nos la arruinó a nosotros. Que no se robe nuevamente más de nueve años de tranquilidad de ningún otro padre ni familia.

Devuélvannos al menos eso, la tranquilidad. Ya los tecnicismos judiciales bastante nos sacaron en estos más de 9 años de un eterno proceso .

Cuando nuestros padres nos dijeron “la condenaron a diez años” sonreímos. Pero esa sonrisa nos duró apenas unos segundos, cuando todos coincidimos en las preguntas “¿Entonces ya se terminó? ¿Ya está presa?”. Tendrían que haber visto ustedes las caras de nuestros padres cuando nos dijeron que no, que hay que seguir, que todavía falta.

Vemos tanta tristeza en ellos por más que traten de disimularla. Sabemos que tenemos unos guerreros como padres y que darían todo por nosotros, pero en estos años los hemos visto debilitarse, morirse, rearmarse, y volver a nacer mil veces, solo que ellos no son un personaje de video juego y tienen una sola vida, la que también tienen derecho a compartir Felices junto a nosotros, y no en un pasillo de tribunales.

Una vez ellos les pidieron coherencia. Hoy redoblamos ese pedido: Coherencia, Analia Veronica Schwartz, la seño A , la seño mala , debe estar presa porque nos abusó y nos corrompió, y uds mismos lo han comprobado y fallado al decir: ¡CULPABLE!

Esperamos ahora que sean Uds los que entiendan que su sentencia es una sábana corta que nos deja desprotegidos y sumidos en el frío aterrador que nos da el miedo de que siga abusando.

Nuestros padres y nosotros también hicimos lo que estaba a nuestro alcance y sabemos que ellos lo van a seguir haciendo, pero la responsabilidad era de ustedes y creemos que no sólo no aliviaron en nada nuestro dolor sino que lo aumentaron.

Somos nosotros, los 36 sobrevivientes de abuso, que esperamos que el poder judicial de una vez por todas haga justicia.

 

(*) Padres y madres de niñxs víctimas en la causa Gianelli / Fleming