Lo mejor dentro de lo escaso disponible es cambiar los rumbos de un gobierno de derecha, de clase, regresivo por donde lo miren. El presidente Alberto Fernández define prioridades en medio de la carencia. Solidaridad con los más postergados. Si se observa bien: en especial pibas o pibes, adultos mayores, mujeres.

Imposible imaginar un boom de consumo desde el fondo del abismo. La propuesta, en el corto plazo que se fecha en onda seis meses, es volcar más recursos “abajo” y aumentar la carga impositiva para los contribuyentes con más recursos. Táctica inicial, transitoria, modesta si se la compara con los momentos más florecientes del peronismo pero superadora a la la idea-fuerza del macrismo: enriquecer a los ricos, acentuar la desigualdad para que la torta crezca, se derramen las miguitas… quien elige este diario conoce el resto.

En menos de 20 días se activaron medidas reparatorias, de emergencia. El oficialismo afirma que serán coyunturales. La promesa vale, por ejemplo, para la suspensión de la fórmula de actualización jubilatoria o para el congelamiento de las tarifas de electricidad gas o de transporte..

De momento la presión impositiva apunta arriba y los primeros aumentos o mejoras van a la base de la pirámide social. La base, recordamos a los novatos en geometría política, es más ancha que el vértice: millones de argentinos.

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Alivios: Va una lista incompleta de alivios para argentines en situación difícil.

· Primer pago adicional (“bono” en mala jerga) para jubilados que cobran los haberes más bajos. De tan exiguos este aporte (ya cumplido) y el que sobrevendrá en enero mejora su posición relativa.

· Subsidio especial de dos mil pesos por hijo a quienes perciben Asignación Universal por Hijo. La mitad aproximada de las familias que la perciben tienen uno. O sea, la otra mitad tiene dos o más. El promedio histórico, con leves fluctuaciones, es dos por hogar.

· Suspensión por tres meses de la cobranza de créditos otorgados por la Administración Nacional de Seguridad Social (ANSES) Publicitados como una panacea percibe tasas menos usurarias que la de Bancos, tarjetas de crédito o prestamistas de barrio. Pero son carísimas para los jubilados que las manoteaban para poder pagar la luz, el gas, algo de comida, remedios… productos prohibitivos en Macrilandia, paraíso de la concentración económica y Jauja sin regulaciones.

El endeudamiento se propaga en la Nación, provincias, municipios, familias, empresas. Como consecuencia clavada, la usura expandida es una clave de la etapa.

· Moratoria de la Agencia Federal de Ingresos Públicos (AFIP) para Pequeñas y Medianas empresas endeudadas. Comprende refinanciación, condonaciones parciales, planes de pago no extorsivos. Las empresas que se acojan comenzarán a pagar cuotas en julio… lo primero es salir del agua, respirar.

· Espera su turno el Plan Argentina contra el Hambre que tuvo un lanzamiento piloto en Concordia y se desplegará entre enero y marzo. Lo reseñamos en nota del domingo pasado, reenviamos a ella.

Tantas transferencias de ingresos del Estado hacia personas comunes o PyME definen un inicio redistributivo, a contrapelo del modelo neoconservador.

Para sustentar esas inversiones sociales o quitas o esperas es imprescindible recaudar. Se escoge hacerlo especialmente mediante impuestos progresivos, al capital o a la riqueza. El sujeto gravado es quien más tiene, no quien más consume: los más pobres, si eso se calcula en proporción a su patrimonio.

Aumentan las alícuotas del impuesto a los Bienes Personales. Son más elevadas para quienes fugaron capitales a otros países. Editorialistas de Clarín se enternecen defendiendo a quienes primero evadieron (unos cuantos lavaron) capitales y luego blanquearon para conseguir impunidad. Compasión hija de la empatía grupal, corporativa, empresaria, ideológica… usted elija. Uno piensa que el plus mencionado propende a ser equitativo aunque insuficiente. Un blanqueo (éste o cualquier otro) es una violación ética que legaliza cualquier Gobierno para captar fondos. De cualquier forma, esa variante de indulto dista de ser un ejemplo moral.

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La opción preferencial por los millonarios: Los gobernadores firmaron gustosos la suspensión por un año del Pacto Fiscal que les ataba las manos para recaudar mientras se le derivaban los costos del transporte y los servicios públicos.

Los mandatarios de Córdoba y Santa Fe, Juan Schiaretti y Omar Perotti, afilan lápices para elevar la carga tributaria. Hace meses se los encasillaba dentro del peronismo racional, pronto se los tildará de marxistas-leninistas-axelistas.
Perotti se dio un lujo del que se abstuvo Alberto Fernández. Retó con acritud a su antecesor, el socialista Miguel Lifschitz, por el despojo de provincia que le dejó y por la maniobra aviesa de votar un presupuesto estando de salida. Para colmo, el ex gobernador es diputado provincial: debió absorber la filípica de cuerpo presente en la Asamblea Legislativa.

En cualquier manual de Economía política, el impuesto inmobiliario es progresivo, como regla general. El gobernador bonaerense Axel Kicillof intentó elevarlo para tapar el agujero negro de una provincia sumergida en deuda. La alícuota alta para la crema de los propietarios rurales (más de 2000 hectáreas en la Pampa Húmeda, un puñado de multimillonarios en dólares) activó una cadena solidaria. Quienes se conduelen por la suerte futura de los jubilados que ganan por arriba del mínimo rehúsan aportar una cuota de su riqueza. Escapa a las competencia de esta columna tasar con minucia esos campos, basta decir acá que son cifras imponentes.

Juntos por el Cambio dejó sin quórum la sesión en el Senado. El proyecto buscará otro camino, entrando por Diputados y negociando con una oposición numéricamente fuerte.

Por Mario Wainfeld