Después de haber estado 40 días en coma y siete meses internado por COVID, Mario Márquez abandonó el sector de rehabilitación de la Clínica Pasteur de la ciudad de Neuquén para regresar a su casa y reencontrarse con su familia.

Con la esperable emoción, el ex juez federal recibió el saludo de las dos encargadas del centro de rehabilitación, después del duro camino que le tocó transitar y que casi lo lleva a la muerte.

Todo comenzó el 6 de octubre de 2020 cuando Mario, de 65 años, fue por sus medios a internarse. Dos días antes se había enterado que un contacto estrecho de su yerno se había contagiado. Parecía difícil que el virus le llegara a él, pero le llegó a través de una carambola inesperada, envenenada. Los primeros síntomas fueron algunas dificultades para respirar (baja saturación, en términos científicos) por lo que su médico le recomendó que se armara un bolso con ropa para internarse. Lo que no sabía él es que sería por tanto tiempo.

“Al principio no tenía ningún síntoma, pero con el correr de las horas comencé a saturar muy bajo y el doctor Ramiro Vaca Narvaja, me dijo que fuera a la clínica. Después pasó todo muy rápido”, recordó durante una entrevista a LMNeuquén en sus últimos días de recuperación. En efecto, una catarata de eventos desgraciados sucedió en cuestión de horas. Mario se descompensó, el aire ya no le alcanzaba para vivir y tuvo que ser inducido a un coma para luego ser conectado a un respirador.

Fueron momentos desesperantes. Él lo sabe por los testimonios de sus familiares quienes le relataron los 40 días de angustia que pasaron porque temían que Mario se fuera a morir. Por aquel entonces, la cantidad de contagios y de muertos aumentaba considerablemente en la tanto en Neuquén como en el resto del país. La pandemia estaba en su pico más alto y azotaba con fuerza frente al espanto de la población y de la incredulidad de algunos que todavía no estaban convencidos de que este virus nuevo podía llegar a ser realmente letal.

El mes y medio de coma es un bache en la memoria de Mario. Lo único que se acuerda es el día que se despertó y le dijeron que le habían dado el alta por COVID, pero que a partir de ese momento tenía que seguir con otro tipo de internación para recuperarse definitivamente. Y así fue.

En el centro de rehabilitación que tiene la Clínica Pasteur, Mario comenzó una nueva vida. Perdió 40 kilos, tuvo que aprender a realizar cuestiones tan básicas como la de caminar, ejercitar el brazo que le quedó entumecido, tras soportar el peso de su cuerpo durante los días que estuvo en coma, boca abajo.

“Tenía sobrepeso y diabetes. Descuidé mi salud y me costó caro”, reconoce. Dice que siempre fue deportista (jugó al rugby toda su vida) y que dejó de fumar hace muchos años, pero que luego se descuidó y que esos dos factores de riesgo que estaban latentes lo voltearon y casi lo matan.

Fue una experiencia terrible la que le tocó a vivir. “Ya no soy más el de antes. Creo que todo lo que viví me ayudó a cambiar y mejorar algunos aspectos de mi vida”, sostuvo durante la última charla que mantuvo con LMNeuquén.

Ahora comienza una nueva etapa. Es hora de empezar a vivir otra vida.