No tiene contacto con ellos por la decisión unilateral del padre de los chicos de llevárselos a vivir con él. Pidió la restitución al hogar, pero el hombre no se presentó a las audiencias. Tampoco le permite comunicarse con ellos por teléfono.

Desde el 28 de febrero que Ayelén Silva no puede ver a sus cuatro hijos. Aquel viernes cuando regresaron de la Costa Atlántica – los 5 se habían tomado unos días de descanso junto a la pareja de ella-, se los entregó a su ex y papá de los nenes, Juan Chamorro, para que pasaran el fin de semana, pero él decidió no devolverlos más.

Fue su hija mayor, de 9 años, quien le mandó un mensaje de voz el lunes 2 de marzo, día en que debían comenzar las clases, y le contó que se quedarían a vivir con el padre. “No los trajo más ni me dejó ir a visitarlos. Sólo podía hablar con ellos por videollamadas supervisadas por él y desde junio que no me atienden el teléfono. Las maestras me contaron además que no empezaron las clases, ni hacen las actividades”, contó Ayelén a minutouno.com.

Conoció a Chamorro cuando tenía 16 años, él era seguridad de un bar al que ella frecuentaba con su prima. Perdieron contacto por un tiempo hasta que a los 18 volvieron a verse y empezaron a salir.

Tuvieron a los cuatro niños: Martina, de 9 años, Tiziano, de 7 y Bautista y Bella, mellizos de 4 años. Estuvieron juntos 8 años, vivían en la casa de su suegra en San Telmo. Él inició su carrera como policía y ella cuidaba a los niños. En 2018, después de padecer varias infidelidades y de ser víctima de violencia psicológica, verbal y económica, Ayelén decidió separarse. Juntó algo de ropa, a los niños y se fue a vivir a lo de su papá en Cleypole.

Al tiempo se independizó, consiguió un trabajo cuidando adultos mayores, se mudaron a un departamento cerca de la de su papá y ella volvió a enamorarse. Chamorro veía a los nenes sólo fin de semana por medio, no le pasaba dinero. Ayelén tuvo que pelear en la justicia para conseguir que se cumpla la cuota alimentaria.

“Para mi todo marchaba bien hasta que él decidió que se iba a quedar con los nenes. Unas semanas antes me había pedido la partida de nacimiento de ellos, me dijo que era para presentar en el colegio, no se la di porque estaba en el juzgado. Creo que ya estaba planeando sacármelos”, relató.

Los días posteriores a la sustracción de sus hijos fueron para Ayelén un verdadero calvario. La comunicación con sus hijos era casi nula y a eso se sumó que la justicia y las fuerzas de seguridad le cerraron las puertas cuando quiso hacer la denuncia para que los reintegren a a su hogar.

Fue a la Comisaría de la Mujer de la Familia de Burzaco y allí le dijeron que no podían tomarle la denuncia porque los niños estaban en San Telmo, en capital, y cuando se presentó en una comisaría de San Telmo, a unas cuadras de donde estaban viviendo sus hijos, le dijeron que no podían tomarla porque ella y sus hijos vivían en Cleypole. Después pasó por distintas dependencias estatales y judiciales, pasó por esperas interminables en lugares en donde le decían que no podían ayudarla con su problema.

Gracias al asesoramiento de una abogada pudo hacer que se abriera un expediente en la defensoría de Banfield, por fin pidieron el reintegro de sus 4 hijos. Allí se enteró que el hombre le había hecho dos denuncias falsas. «Decía que no estaba capacitada para cuidar a mis hijos porque trabajaba y que los dejaba solos, cuando siempre que tuve que ir a trabajar los dejé al cuidado de mi hermana».

Intervino el servicio de protección al menor y recién después de 5 meses la llamaron del juzgado para entrevistarla. Chamorro no se presentó a ninguna de las audiencias ni llevó a sus hijos a que hablaran con la asistente social, quien evaluará la posible restitución.

«Tienen que hablar con él y con mis hijos pero él no responde las notificaciones que le llegan y desde el juzgado me piden que siga esperando», dijo.

La última vez que Ayelén habló con sus hijos fue el 18 de junio, para el cumpleaños de su hija Martina. Intentó ir a verlos una vez a la casa. En esa ocasión, él estaba trabajando y la abuela de los nenes le prohibió la entrada. Desesperada Ayelén llamó al 911 para que le dejaran ver a sus hijos. Minutos después llegaron dos patrulleros y le dijeron que sin una orden judicial no podían hacer nada.

“Van a ser casi 3 meses que no sé nada de mis hijos, y casi 7 que no los veo. No sé con quién están, si están bien o donde están, no sé nada, sólo que extrañan a su mamá porque nunca siempre estuvieron conmigo y hasta la última vez que hablé con ellos me lo dijeron y que querían volver a vivir conmigo. Ya no sé qué hacer, no quiero esperar más, el tiempo pasa y no se recupera”.