Por la CTA – Autónoma de Mar del Plata

El salario mínimo vital y móvil en nuestro país no supera los 202.000 pesos, cifra que determinaron los empresarios de siempre y que el gobierno de Milei avaló, sin tener en cuenta la propuesta de quienes mejor conocen la realidad de las trabajadoras y trabajadores: las centrales sindicales.

El último aumento que las y los trabajadores estatales nacionales percibieron fue del 12%, con un promedio salarial que ronda en los 300.000 pesos, para desempeñar tareas que garantizan el cumplimiento de derechos a través de las pocas políticas públicas que este gobierno nos está dejando.

Mientras el presidente repite insistentemente que “no hay plata”, firmó un aumento de su sueldo -y el de todos sus funcionarios- nada menos que del 48%, sobre sueldos que ya estaban por encima del promedio de un SMVM.

En este panorama, en el cual todos los días nos sentimos burlados por quienes vinieron diciendo que iban a erradicar “los privilegios de la casta”, cientos de miles trabajadoras y trabajadores perdemos diariamente el poder adquisitivo de nuestros salarios frente a la inflación, la devaluación y la especulación financiera; nos quitan los subsidios al transporte y los servicios en detrimento de la capacidad de nuestro salario, erradican políticas de control de precios en alimentos, medicamentos y prepagas y nos quieren hacer creer que hay que sacrificarse para salir de la crisis.

“La casta” que -según Milei- iba a pagar el ajuste para el equilibrio fiscal y el florecimiento de la Argentina, hoy está de fiesta, sin privaciones y con un aumento en sus bolsillo que no tuvo ningún trabajador.