Hace siete días, encontraron asesinado de un tiro en la cabeza a Víctor Márquez Dos Santos de 16 años, en la localidad misionera de Santa Ana.

Este sábado, la Jefatura Policial ordenó la intervención de la comisaría local y allí detuvieron a dos oficiales y cinco suboficiales.

En el mismo contexto, el Juzgado de Instrucción 2 de Posadas, a cargo del magistrado subrogante Fernando Verón, dispuso el allanamiento de la sede policial y de los domicilios de los siete policías quienes permanecen demorados preventivamente. Además, se procedió al secuestro de sus armas reglamentarias para las pericias correspondientes.

Las actuaciones que se están llevando a cabo son encabezadas por el juez interviniente y por el subjefe de Policía, José Roberto López, quien fue el encargado de abrir todos los sumarios administrativos y poner en funciones al comisario Miguel Ángel Centurión como interventor de la dependencia en cuestión.Cabe recordar que Dos Santos fue hallado sin vida el pasado sábado 24 de agosto, cerca de las 7 de mañana en un camino lindante a la Escuela Comercio 10 de Santa Ana. Los arrestados estaban de guardia en la dependencia la noche del viernes 23 y la madrugada del sábado 24 de agosto cuando ocurrió el crimen.

Se cree que cuatro de ellos estaban en el móvil policial que se cruzó con el joven durante esa madrugada en base a que una uniformada se quebró y señaló a uno los oficiales como quien asesinó al menor.

Siguiendo esta línea investigativa, el agravante en este presunto caso de gatillo fácil es que el hecho buscó ser cubierto por toda la comisión policial.

Una policía declaró que Víctor se encontraba con dos amigos en calle esa noche y se cruzaron con la comisión policial que en principio, no los pudo interceptar. Entonces, la patrulla volvió a la comisaría, donde se bajó una mujer policía y se subió otra.

El móvil volvió a cruzarse con el grupo en una calle de tierra de la Escuela Comercio 10 y en esa instancia solamente dos pudieron escapar, quedando Víctor de rodillas o tirado en el piso.

La bala habría ingresado por su ojo derecho y salió por la región izquierda del cráneo con la consecuente pérdida de masa encefálica y el adolescente no tenía marcas de arrastre, ni otras lesiones. Solamente tenía las rodillas con tierra, lo que es coincidente con las palabras de la policía.

Después, el uniformado habría vuelto al patrullero y amenazó de muerte a sus colegas si contaban algo. Por otro lado, los vecinos señalaron que esa noche se escucharon entre dos y tres disparos. Se deberá establecer ahora qué pasó con el celular del adolescente, que hasta el sábado no había sido hallado.

La investigación y las detenciones fueron llevadas a cabo por los efectivos de la Dirección de Homicidios e Investigaciones Complejas de la propia fuerza provincial, quienes desde que se conoció el crimen estuvieron abocados a su esclarecimiento y se instalaron en la localidad para el relevamiento de pruebas y testimoniales.