Por Ana Laura Catelén – subcampeona argentina en 200 metros en 2021 y bronce en 100 y 200 en 2022.

Después del Torneo de Atletismo de Semana Santa, una vez más me traje una desilusión a casa; una muy fuerte frustración que me hace pensar sobre mi continuidad en este deporte que tanto quiero. Una falla técnica no permitió que se cronometren los 200 metros, que aparentemente fueron los más rápidos de mi carrera deportiva. Puedo entender y aceptar perfectamente un error circunstancial, UNA falla, pero no es el caso. ES LA CUARTA VEZ que ocurre esto. De aproximadamente unas 30 carreras que corrí en los últimos dos años, 4 no tienen registros, o sea, un 13% de las carreras que corrí.

Quien lea sabrá entender las dificultades con las que lidiamos los atletas velocistas cuando competimos. Algunas son controlables, como gran parte de lo que ocurre con nuestros cuerpos: nuestro entrenador regula que las fases de carga y descarga de entrenamiento se coordinen con el calendario deportivo; también tienen que estar en condiciones nuestros músculos, tendones y huesos, y aquí hay un trabajo conjunto con masajistas y kinesiólogos para curar y sobrellevar lesiones y dolores, mucho de los cuales ya son crónicos. Debemos congeniar nuestras vidas laborales, de estudio y familiares con el deporte de alto rendimiento, algo nada fácil en un país tan inestable como el nuestro, y que sin la solidaridad de la gente que nos quiere sería imposible. Más aún: nuestro factor no controlable por excelencia es el clima (especialmente relevante considerando la latitud en la que vivimos): debemos correr con un viento que no esté demasiado en contra para que no entorpezca nuestra perfomance, pero tampoco demasiado a favor, ya que más de 2 metros por segundo de viento invalidan obviamente nuestras marcas.

Sin embargo, acá tenemos una dificultad más: la ruleta de que los equipos técnicos funcionen. Y con esto empieza la pesadilla de encontrar al responsable de que esto suceda. Todos se pasan la papa caliente, pero nadie responde: que el EMDER no habilita a la Federación Marplatense de Atletismo el equipo de foto-finish para que se instale y revise correctamente, que el ENARD no manda el equipo de respaldo que reglamentariamente deberíamos tener, que los equipos que se compran son malos, etc. Para que se den una idea, en los últimos 2 años las fallas técnicas me invalidaron la misma cantidad de mejores marcas metros que el viento en los 200 metros.

Su negligencia está manchando al atletismo. Algo tan noble como el deporte se arruina, y terminan desmotivando a atletas y entrenadores, cansándolos. Se nos dice que aceptemos, que nos resignemos, que si estamos rápidos y fuertes, la próxima será. Ya van varias veces que espero que “la próxima sea”, que pongo todo de mi (mi tiempo, mi economía, mi familia) para llegar como hay que llegar, y ustedes vuelven a incumplir. Me rehúso a aceptar su inoperancia y a naturalizar la decadencia. Si no pueden resolver los problemas, dejen que pasen otros, no se fijen con tornillos a una silla que trae responsabilidades que evidentemente no saben cumplir.