El oficialismo anunció que mañana comenzará a tatar en el ámbito de la Cámara de Diputados los siete proyectos ya presentados sobre reducción de jornada laboral. En clave electoral, se busca avanzar con la discusión para brindar un nuevo beneficio al conjunto trabajador. Qué se sabe del tratamiento, cuáles son los proyectos a tratar y cuál es la experiencia internacional sobre esta tendencia mundial.

Este martes desde las 13 comenzará la discusión en la comisión de Legislación del Trabajo de la cámara baja, a cargo de la diputada oficialista Vanesa Siley. Se trata de una primera jornada informativa, de la que no se esperan particularmente mayores definiciones. Estarán presentes la ministra de Trabajo Raquel “Kelly” Olmos; la embajadora de Chile, Bárbara Figueroa Sandoval; Cristina Faciaben, secretaria Internacional, Cooperación y Migraciones de Comisiones Obreras de España; representantes de la CGT, CTA de los Trabajadores y CTA Autónoma; especialistas de la Unión Industrial Argentina, y de la Corriente de Abogados Laboralistas 7 de julio.

En Argentina, la propuesta por reducir la semana laboral tomó mayor peso durante 2022. A lo largo de casi dos años, la Cámara de Diputados cosechó siete proyectos, de los cuales cinco son del oficialismo, uno del Socialismo, y otro del Frente de Izquierda Unidad (FIT U). Se espera que se trate cada iniciativa con sus particularidades, aunque fuentes del oficialismo en el Congreso anticiparon que “la idea es acordar un proyecto que contemple textos presentados por legisladores de varios bloques que podrían confluir en una iniciativa para llevar de 48 a 40 o 36 horas la jornada semanal, con lo que se busca mejorar la productividad y generar empleo”.

Los proyectos

  • Frente de Todos / Unión por la Patria

El proyecto que mayor impulso ha registrado al momento es el que presentó el diputado y líder de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky. En el texto de su autoría se propone una semana laboral de cuatro días. Se establece que la jornada laboral no podrá exceder las ocho horas diarias o cuarenta horas semanales. Entre los argumetnos, el diputado retoma lo valorado por la Organización Internacional dl Trabajo (OIT): “Los horarios largos o que no permiten tener vida social son, entre otros, un factor de riesgo psicosocial”. La reducción de la jornada laboral no altera el salario percibido por el trabajador. Además, al igual que en la experiencia chilena, y en concordancia con lo expresado por la ministra de Trabajo, Raquel “Kelly” Olmos, se proyecta una reducción horaria gradual durante los primero años de implementación.

Por su parte, la diputada y dirigente de La Bancaria, Claudia Ormaechea, presentó un segundo proyecto que impulsa una jornada laboral de un máximo de seis horas diarias, y un tope de 36 horas semanales. Entre los fundamentos del proyecto de Ormaechea se destaca la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores, a pesar de la alta carga horaria.

Sergio Palazzo, también diputado y secretario general de La Bancaria, presentó un proyecto en sintonía con el de Ormaechea. En él, plantea que la duración de la jornada no podrá exceder las seis horas diarias o las 36 semanales. Y la jornada no podrá exceder las ocho horas en tanto la jornada semanal no exceda de cuatro días de trabajo.

  • Socialismo

El diputado Enrique Estévez fue quien desde el Socialismo presentó un proyecto para que la semana laboral no exceda las 36 horas semanales.

  • Frente de Izquierda Unidad

Con la firma de los diputados Myriam Bregman, Nicolás Del Caño y Alejandro Vilca, el FIT U impulsó una legislación laboral con un máximo de seis horas diarias y 30 semanales “para toda persona ocupada por cuenta ajena en explotaciones públicas o privadas, aunque no persigan fines de lucro”, versa el texto presentado.

Experiencia internacional

En Argentina, la jornada laboral está regulada por la Ley 11.544 de 1929, que la fija en 48 horas semanales como máximo. Muchos países se vieron ante un atraso similar en este tipo de legislación, por lo que se adoptaron diferentes iniciativas.

La decisión que enmarca esta tendencia mundial se relaciona con la multiplicidad de beneficios para las personas en su vida privada y en su relación con el entorno. Como resultado de algunas pruebas piloto ya implementadas, se concluyó que los trabajadores sufren menos de estrés y agotamiento cuando trabajan menos horas al día y/o menos días a la semana. Su salud física y mental también evidencia mejoras al poder disponer de tiempo para alcanzar un equilibro entre el empleo y la vida personal.

Existen experiencias comprobadas, como es el caso de Islandia, uno de los primeros países del mundo en avanzar con al reducción horaria laboral. Allí realizaron una prueba de 2015 a 2019. Los resultados fueron menos estrés y agotamiento, mejora en su salud y su equilibrio de vida y empleo, sin disminuir la productividad y la recaudación del Estado.

Brasil tendrá su prueba piloto en noviembre de este año. Enl país vecino encarará una colaboración entre la ONG 4 Day Week, dedicada a probar la reducción de la carga laboral, y la brasileña Reconnect Happiness at Work. Se trata de un modelo que ya fue probado con éxito en Reino Unido, Estados Unidos, España y Australia.

En Reino Unido, las compañías participantes registraron un incremento medio del 1,4% en sus ingresos respecto al mismo periodo del año anterior, según el informe posterior liderado por el sociólogo Brendan Burchell. También se redujeron en un 65% las bajas por enfermedad y en un 57% el número de empleados que abandonaban la empresa, en comparación interanual. Los niveles de ansiedad y fatiga declarados disminuyeron en todos los sectores, mientras que la salud mental y física mejoró.

Según la OIT, el exceso de trabajo genera pérdidas de hasta un 3% del PBI por las recompensas que se deben extender para apaciguar los efectos negativos. La falta de descanso impacta de distintas maneras: baja la productividad, aumenta el ausentismo, aumenta el riesgo de contraer enfermedades crónicas, cardíacas, cáncer, abortos espontáneos en el primer trimestre y nacimientos prematuros.