“En sus tres años de gestión, no debe haber un solo vaticinio que haya acertado”, dijo de forma categórica el precandidato a intendente Ariel Cholo Ciano, tras conocerse los números que exponen una baja en la cantidad de visitantes, “cifras que contrastan notablemente con los pronósticos de Arroyo en su último verano al frente de la ciudad, y otro más sin cumplir con las expectativas que aseguró Mar del Plata tendría, producto de la suba del dolar, la mejor temporada en años”.

A su vez, remarcó que “en el inicio de la temporada por su falta de pericia, Arroyo mantuvo a la ciudad en vilo y paralizada, exponiendo ante los turistas, los problemas domésticos de una administración pudiendo haberse evitado. Además, con el desorden y la falta de controles a la orden del día -no olvidemos que hubo hasta una llama en plena peatonal- y un estado de suciedad y abandono pocas veces visto. Este verano, a los marplatenses nos dio vergüenza ser anfitriones con las calles destrozadas, sucias e inseguras”.

En las últimas horas, los propios números del Ente Municipal de Turismo arrojaron unos 32 mil turistas menos que en la primera quincena de enero, dejando truncas las esperanzas de Arroyo por vivir esa temporada soñada. Pero no fue la única promesa incumplida, porque “Arroyo nos había asegurado que no iba haber más aumentos de tasas, y ahora es el mismo Ejecutivo quien está proponiendo una de las subas más altas de la que tengamos recuerdo. Y en el medio, está la gente que ya padece los imparables tarifazos, los impuestos por las nubes y aunque la provincia salga al rescate con el descuento en teatros y supermercados, llegar a fin de mes, es una tarea cada vez más dificil. Para colmo, tampoco ayuda el contexto nacional con una inflación del 50 por ciento lo que implica un enorme dificultad para la gran mayoría de las personas, viendo desvalorizado su salario, en el caso de tenerlo”, señaló Ciano.

Para Ciano, los argentinos hoy priorizan otras cuestiones antes que el tiempo de vacaciones, “sumado al poco esfuerzo del intendente Arroyo que fue insuficiente para promocionar a Mar del Plata, a diferencia del trabajo que si hicieron los empresarios hoteleros, gastronómicos locales sumado a los productores teatrales, estos últimos siendo hoy receptores de un nuevo embate de la comuna a su actividad con el cambio de reglas a mitad de juego, un accionar cada vez más común entre Arroyo y varios de sus funcionarios, dejando a la ciudad como un ave de rapiña que todo lo devora”.