El presidente francés, Emmanuel Macron, recibió a más de 200 alcaldes de localidades golpeadas por los serios disturbios desatados hace una semana por el asesinato de un adolescente de origen árabe que fue baleado por un Policía, y prometió enviar al parlamento un proyecto para compensar a los comercios que hayan sido dañados, en medio de señales de remisión de la violencia, aunque no pudo asegurar si la “calma” será duradera.

“¿El regreso a la calma será duradero? Seré prudente, pero el pico que hemos visto en los últimos días ya ha pasado“, dijo Macron al inicio de la reunión con los intendentes, a quienes expresó su “apoyo” y “reconocimiento” por su “acción”.

Aunque el análisis de los hechos y la respuesta se anuncian complejos, Macron ya adelantó ante los alcaldes que presentará una ley urgente para reparar los daños causados y ayudas financieras para rutas, edificios municipales y escuelas.

El gobierno también se dijo abierto a “anular” las cotizaciones sociales y fiscales para los comercios atacados. La federación francesa de aseguradoras France Assureurs indicó que se declararon 5.800 siniestros por particulares y profesionales.

La derecha y la ultraderecha piden mano dura contra los disturbios, mientras que la oposición de izquierda apunta también al polémico papel de la Policía en los suburbios.

Las primeras propuestas apuntan a la primera opción. Durante una visita la pasada noche a policías, Macron abogó por “sancionar económicamente” a las familias de los jóvenes que participen en los disturbios. El viernes, llamó a sus “padres” a mantenerlos en casa.

Al llegar al Palacio del Elíseo, la sede de la Presidencia francesa, el alcalde de Grigny, Philippe Rio, describió la reunión de hoy como un momento “de terapia colectiva (…) extremadamente doloroso”, informó la agencia de noticias AFP.

Para el regidor comunista de este municipio de la región parisina, el vínculo “se rompió” con las protestas sociales de los chalecos amarillos y la contestación a la reforma de las pensiones. Estos eventos sacudieron los dos mandatos sucesivos de Macron desde 2017.

Su par de Nanterre, Patrick Jarry (izquierda), consideró que abordar la misión de la policía es “ineludible”.

La derecha y extrema derecha subrayan en cambio el “laxismo” de la justicia, según el alcalde de ultraderecha de Beaucaire, en el sureste de Francia, Julien Sanchez.

“Lo que acaba de ocurrir es un acto criminal que exige una respuesta penal”, dijo su par derechista de Charleville-Mézieres, en el noreste de Francia, Boris Ravignon.

De la misma región del país, el alcalde derechista de Meaux, Jean-François Copé, aseguró que “la República no tiene que disculparse. Ya ha hecho mucho por estos barrios”.

El encuentro llegó en momentos en que los niveles generales de violencia parecen estar disminuyendo de manera sostenida.

Anoche, las fuerzas de seguridad detuvieron a 72 personas, hubo 24 edificios dañados y 159 autos incendiados, pero ningún agente herido, informó hoy el Ministerio del Interior.

En contraste, la noche previa hubo 157 detenidos y tres policías heridos, y la anterior, 719 arrestos y 45 policías heridos.

En tanto, la Fiscalía francesa abrió una investigación para esclarecer las circunstancias de la muerte de un hombre que perdió la vida el fin de semana durante los disturbios en Marsella, presuntamente por el impacto de un tipo de proyectil no letal utilizado por las fuerzas de seguridad y reservado a ciertos contextos de violencia.

La Fiscalía valora como “probable” causa de la muerte el “impacto violento” en el tórax de la víctima, de 27 años, de “un proyectil de tipo flash-ball”, un modelo de balas de defensa cuyo uso ya ha sido criticado en el pasado.

El joven fue trasladado a un hospital, pero terminó pereciendo por los daños del impacto, según una información adelantada por el diario La Marseillaise.

La Inspección General de la Policía Nacional (IGPN) también está examinando el caso, para valorar el grado de implicación de las fuerzas de seguridad.

No está claro si el hombre fallecido participaba de alguna manera en los disturbios o pasaba por la zona, aunque fuentes citadas por el portal de noticias Franceinfo aseguraron que circulaba en moto.

Los disturbios estallaron en la noche del martes pasado tras la muerte de Nahel, un joven francés de 17 años de ascendencia argelina y marroquí a quien un policía disparó a quemarropa durante un control de tránsito en Nanterre, cerca de París. Un video captó el momento del homicidio.

Desde entonces, durante siete noches seguidas se incendiaron comisarías, escuelas y alcaldías, se saquearon comercios y se lanzaron cohetes a las fuerzas de seguridad.

La crisis relanzó un recurrente debate en Francia sobre la falta de oportunidades y la estigmatización que sufren millones de franceses descendientes de inmigrantes procedentes de ex colonias francesas, que habitan zonas pobres, y sobre la violencia y el racismo policial.

La conmoción por la ola de violencia creció luego de que un auto en llamas fuera lanzado el fin de semana contra el domicilio del alcalde de Hay-les-Roses, una localidad de la periferia sur de París.

Desde el martes, se detuvo a 3.486 personas, se incendiaron 12.202 vehículos, se dañaron 1.105 edificios y 209 puestos de policía o gendarmería, según el último balance del Ministerio del Interior.

La violencia y la ira de los jóvenes de los suburbios populares recuerdan los disturbios que sacudieron el país en 2005, después de la muerte electrocutados de dos adolescentes cuando huían de la Policía en un suburbio de París.

La violencia en Francia, que será sede este año desde septiembre del Mundial de Rugby y en 2024 de los Juegos Olímpicos, preocupó también en el extranjero. La ONU llamó además a París a ocuparse del “profundo” problema de “racismo” en la Policía.

(Fuente: Télam)