El filósofo nacionalista ruso Alexander Duguin, cuya hija fue asesinada en un atentado con explosivos colocados debajo del auto que conducía cerca de Moscú, es considerado el pensador que dio sustento ideológico a las justificaciones del Kremlin para invadir Ucrania, aunque sus vínculos con el presidente Vladimir Putin no son claros.

Algunos medios occidentales describen a menudo al escritor y filósofo como “cerebro” o uno de los mentores ideológicos del presidente ruso.

Sin embargo, los vínculos de Duguin con Putin no están claros, aunque el Kremlin frecuentemente se hace eco de la retórica de sus escritos y de sus habituales apariciones en la TV estatal rusa para hablar sobre la política exterior del país o la guerra en Ucrania.

Duguin, que según sus allegados era el objetivo del ataque en el que falleció su hija Daria Duguina, de 29 años, es uno de los pensadores que ha popularizado el concepto de “Nueva Rusia”, que el Gobierno de Putin ha usado para justificar la anexión de la península ucraniana de Crimea, en 2014, y su apoyo a rebeldes separatistas alzados en armas en el este de Ucrania desde ese mismo año.

Desde hace años Dugin apoya la independencia de las repúblicas separatistas ucranianas de Donetsk y Lugansk, e incluso sostuvo en 2014 que fue “expulsado” de la Universidad Estatal de Moscú por esas posiciones y acusó de nazis al gobierno ucraniano por exterminar “a la población civil”.

El intelectual promueve a Rusia como un país religioso, cristiano, de valores tradicionales y liderazgo paternalista, y desdeña los valores liberales de Occidente.

Es teórico del neoeurasianismo, una alianza entre Europa y Asia liderada por Rusia.

Ese bloque seria un contrapeso global frente a sus rivales atlantistas -principalmente la OTAN- y a diferencia de estos -que estarían guiados por el libre comercio y el liberalismo político- Eurasia se basaría en valores como la religión, la identidad colectiva y la tradición de cada territorio.

En una de sus obras más conocida, “La Cuarta Teoría Política” (2009), Duguin hizo un duro cuestionamiento al liberalismo como filosofía política.

Duguin está sujeto a sanciones de la Unión Europea (UE) desde la anexión de Crimea.

En los últimos años Ucrania prohibió varios de sus libros, en particular “Ucrania. Mi guerra. Diario geopolítico” y “Revancha euroasiática de Rusia”.

La visión del mundo de Dugin ya había quedado expuesta en su publicación “Los fundamentos de la geopolítica” (1997), que algunos especialistas señalan que alcanzó a ser un libro de texto en la academia del Estado Mayor ruso.

Allí pidió a Rusia que reconstruya su influencia a través de anexiones y alianzas mientras proclamaba su oposición a Ucrania como estado soberano.

“Ucrania como estado no tiene significado geopolítico, ninguna importancia cultural particular o significado universal”, escribió, según recogió el diario británico The Guardian.

“Sus ciertas ambiciones territoriales representan un enorme peligro para toda Eurasia y, sin resolver el problema ucraniano, en general no tiene sentido hablar de política continental”, agregó.

Duguin tuvo un paso por la actividad política y en 2002 fundó el partido Eurasia, con su visión geopolítica sobre la conveniencia de gestar una alianza entre Rusia, Irán y Turquía para consolidar un bloque continentalista, “la civilización de la tierra”.

La influencia real de Dugin sobre el titular del Kremlin es un tema de debate y, mientras que algunos expertos en Rusia lo llaman “el guía espiritual de Putin”, otros dicen que es una figura irrelevante.

Putin y Duguin nunca fueron fotografiados juntos y el filósofo nunca ocupó un puesto oficial dentro del Estado.