Hace unos días realizamos una nota por el estado de las calles del barrio Autódromo y un dato llamó la atención de quién escribe: un vecino relató que hay tantos pozos en la zona, que personas con discapacidad se han caído y golpeado. Hoy, compartimos el relato de Carina Rodríguez, quien vive en el  barrio Autódromo y puso su voz y su historia para hablar de la falta de accesibilidad.

Diversos barrios de la llamada periferia presentan un mal estado respecto a los caminos, lo que para algunos significa esquivar pozos o cambiar de calles, para personas con discapacidad significa un panorama realmente complejo.

“Salir de la calle en el barrio Autódromo implica mucho estrés, no solo considerando que las calles al ser de tierra tienen desniveles y charcos, y por qué no algún que otro pozo en la zona de las veredas para transitar”, relató la vecina.

“Estoy a dos cuadras de la calle principal, y si ves todo por fuera un poco lo que debería ser una bendición se convierte en una carga, hace 4 meses pasaron las cloacas que aún no fueron conectadas, las calles quedaron detonadas de pozos, son cúmulos de tierra negra, lo que hace más fácil la posibilidad de que un auto quede encajado es para mi otro impedimento a la hora de salir a la calle. Aún conservo un resto visual lo que me permite distinguir figuras entre nebuloso, pero no es suficiente para determinar un charco tras otro, desde que esto pasó si llueve o regreso tarde debo considerar trasladarme en un remis,” contó Carina a MdpYa.

El estado de las calles también pone en jaque al transporte: “Los días que llueve o llovió, los remises se ponen reticentes al llegar a la zona, incluso han llegado a pedirme que salga a la esquina para tomarlos. La ironía es que precisamente pido un remis porque no puedo caminar por las calles en ese estado”.

Carina asegura que la comunidad padece esta situación  mucho antes del nuevo mandato presidencial, por lo que de haber habido buena voluntad en los órganos encargados del mantenimiento de las calles podría haber sido una solución, sin embargo, la misma “no fue visible ni eficaz, la solución hoy con estas nuevas medidas se ve muy lejana”, se lamenta.

“Respecto al acompañamiento a las personas con discapacidad todavía falta mucho por transmitir a la sociedad, para cambiar la mentalidad sobre todo en los barrios, la sorpresa de los vecinos que descubren de un día para otro que vos veías y que seguro que te estás haciendo la ciega, es preciso perder el miedo a ayudar o la vergüenza de ofrecer tu ayuda, debería ser un proyecto que impulsemos a diario difundiendo que el bastón verde indica que la persona tiene un resto visual y que es denominado baja visión”, contó, con la intención de generar más empatía y apostar entre todos y todas, a generar una ciudad con mayor accesibilidad y compromiso.