El fin de semana pasado un equipo integrado por un paleontólogo, representantes del Museo Histórico Fuerte Independencia y vecinos llevó adelante una excavación para desenterrar los restos fósiles de una especie extinta de megafauna, un gliptodonte, en un hecho tanto fortuito como inédito para Tandil y la región.
Las tareas comenzaron el sábado por la mañana y tuvieron lugar a la vera de la Ruta Provincial 30, a diez kilómetros del paraje La Numancia, donde la exitosa excavación permitió rescatar parte del caparazón del mamífero de gran porte que vivió en el período conocido como Pleistoceno.
Fue el primer hallazgo de este estilo del que se tenga conocimiento en esta zona de la provincia de Buenos Aires, pese a que existen antecedentes en otras localidades bonaerenses.
El proyecto comenzó con una denuncia de una persona que encontró una parte a partir de un movimiento de tierra realizado por una máquina vial, y desde entonces la institución con sede en 4 de Abril 845 se contactó con el Centro de Registro de Patrimonio Arqueológico y Paleontológico, dependiente de la Dirección Provincial de Museos y Preservación Patrimonial, y tomó contacto con el paleontólogo Cristian Oliva.
En paralelo, inició las gestiones tendientes a conseguir los recursos necesarios para la excavación, el traslado y la restauración de las piezas, ya que, una vez terminada esa fase, se destinarán un sector específico del Area de Reserva, Investigación y Restauración del Muhfit que se encuentra en plena etapa de construcción.
El hallazgo
Con una planificación de varios meses, en 48 horas se resolvió la excavación de la que participó el paleontólogo Cristian Oliva, representantes de la institución bajo la coordinación de la museóloga Bárbara Sosa, y las personas que denunciaron el descubrimiento, además de quien puso a disposición el vehículo para trasladar la pieza.
El hallazgo fue ocasional y ocurrió gracias al movimiento de tierra que produjo una máquina vial que trabajó en la zona. Hace un tiempo una persona encontró una parte y luego Bernardo Barraza y Juan Lorda, al escuchar el rumor sobre el episodio, iniciaron una búsqueda propia y durante tres días excavaron el lugar hasta que finalmente dieron con otros fragmentos.
Traslado
El fósil pertenece a una especie de armadillo prehistórico denominada como gliptodonte, que es una de las más comunes en la región pampeana pero que en Tandil es la primera vez que se halla, precisó la museóloga Bárbara Sosa.
Concretamente se encontró parte del caparazón, por lo que demandó la creación de un “bochón estructural” con poliuretano expandido y una malla de alambre para contener la pieza. “Esa estructura refuerza el fósil y permite su traslado sin que se dañe”, precisó el paleontólogo.
El profesional indicó a El Eco de Tandil que se encontró la parte trasera y dorsal del caparazón del gliptodonte y destacó el tamaño de la pieza rescatada puesto que por lo general suelen encontrarse mucho menos.
El gliptodonte es una especie de armadillo “totalmente extinto”, derivado de las mulitas. De este animal se diferencia, además del tamaño, por la forma del cráneo, por tener un hocico “bien corto”, un caparazón sólido en lugar de móvil y en la punta de la cola “tenía un tubo caudal”, describió Oliva.
Un hecho “aislado”
El paleontólogo sostuvo que, al igual que el hallazgo, también fue fortuita la fosilización del material. “No se encontró en lo que se denomina un yacimiento paleontológico” ya que resulta “aislado” y determinó que, en función de las observaciones realizadas en campo, el animal puede haber muerto en una crecida o en cercanías de un río, luego permaneció a la intemperie por largo tiempo puesto que presenta signos de esta circunstancia “bastantes manifiestos”, y luego fue enterrado, lo que permitió que fosilizara.
Por esa razón “no tenemos todo el animal completo” y el fragmento hallado se encuentra “bastante meteorizado”, lo que indica que “no está en condiciones óptimas”, aunque destacó la importancia del descubrimiento.
Pese a que las condiciones permiten inferir que se trató de un hecho aislado, determinó que en la provincia hay antecedentes de esta naturaleza en las ciudades de Ameghino, Alberti, Miramar, Mar del Plata, entre otras.
A su vez Oliva precisó que buscarán establecer la edad del fósil pero estimó que esta especie “vivió en la región pampeana hace 130 mil a 8.500 años atrás”.
La segunda etapa
El paleontólogo trabajó en una de las salas del museo en la limpieza, reconstrucción y recuperación de la pieza con miras a sumar un nuevo atractivo a la institución.
“Voy a tratar de armar los fragmentos que tenemos para darle forma al caparazón, reforzarlo y hacer una estructura interna con fibra de vidrio y resina”, puntualizó Oliva.
En ese sentido, la museóloga ratificó que la idea es exhibir los restos fósiles y valoró el aporte del profesional para restaurar la pieza y también para planificar la muestra y la colección paleontológica del museo.
Sosa resaltó el “valor excepcional” que tiene este descubrimiento por el lugar en que ocurrió, a la vez que calificó de “excepcional” la experiencia en cuanto a que permitió la participación de un equipo del museo bajo las directivas del paleontólogo. “Fue un experiencia única e histórica”, subrayó.