Mucho se ha escrito durante la pandemia del accionar del ejecutivo municipal en el destrato para con la misma.
La lista es larga y no seremos reiterativos pero hay puntos que son centrales a la hora del análisis:
- No activar el Comité de crisis con reuniones periódicas lo hizo encerrarse en un círculo pequeño y con pocos entendidos en la materia.
- Los informes emitidos: parciales, atrasados y poco entendibles ayudaron más a confundir que a comunicar el cuadro que íbamos viviendo a diario marplatenses y batanenses (aún hoy en el sistema en donde están todos los municipios hay más de 270 casos que los informados por el ejecutivo local).
- Pedir sistemáticamente aperturas cuando el crecimiento de casos empezó a tomar forma exponencial lo dejó desubicado en dos frentes: con aquellos que solicitaban aperturas y para con el sistema sanitario en general.
- No aplicar el plan DetectAr fue un error que se pagó caro, quedando sin conocimiento real de lo que estaba y está pasando en los barrios.
- Negar durante tres semanas la circulación comunitaria del virus fue un error estratégico que nos condujo a esta realidad.
- Con el famoso slogan de «está todo controlado» solo generó relajamiento en la población.
- Armar una Comisión Reactivadora de la Economía que solo cumplía las funciones de ver nuevas aperturas fue una política escueta y sin visión de lo que realmente se necesitaba: «reactivar» con una política estratégica nuestra golpeada economía.
No es de extrañar que el jefe comunal esté preocupado por las aperturas. Fiel a su esencia, su interés principal es abrir todo lo que se pueda, aún a costa de saturaciones de profesionales e instalaciones sanitarias.
Prueba de esto es la reunión que tuvo por zoom hace unos días con el Jefe de Gobierno porteño en donde compartió preocupaciones, todas ellas ligadas a promover aperturas dentro de un estado crítico de nuestra salud. No hay una sola mención a lo sanitario en el encuentro con quién hoy es uno de sus referentes nacionales. Todo un símbolo que habla por sí mismo.
El llamado a tomar cargos a profesionales de la salud de otras ciudades cuando se le rebalsó el vaso ya era tarde: solo se anotaron una docena de enfermeras y siete médicos.
Al intendente la pandemia siempre le sacó varios cuerpos de ventaja. No fue una prioridad para él ni su escuálido equipo de trabajo. Recurrió a voluntarios de universidades privadas, teniendo en la ciudad una de las mayores casas de estudio del país.
No sumó nunca a su flaco grupo al director de la Escuela de Medicina de la UNMDP, quién con su equipo entregaron un trabajo científico en donde llegaríamos a 3.000 casos en agosto, algo utópico para ese entonces en el entorno del intendente.
Hasta su secretario de gobierno con palabras poco científicas quiso justificar lo injustificable: «Tenemos 5o y pico de casos y 40 y pico de altas. Estamos bien.» Era solo cuestión, para el ejecutivo de un crecimiento de contagios de «10 y pico» netos. Llegó el cierre de agosto y las cifras del trabajo elaborado por Alasino se hicieron realidad.
En todo momento minimizó el hombre a cargo de los destinos de la ciudad el estado en que estábamos. Lo sigue haciendo actualmente.
Ahora, se escribe sobre «ollas a presiones» que tiene el intendente. Que espera, una vez más, guiños de nación y provincia para poder abrir actividades mientras las clínicas privadas y los nosocomios públicos le manifiestan que no dan abasto.
Mientras los funcionarios de salud de provincia y nación le dicen que es uno de los distritos con más casos de contagios de la provincia (incluso al ritmo de algunos municipios que nos duplican en cantidad de habitantes) él, por otro teléfono, sigue insistiendo con que le abran actividades.
Hasta llegó a mencionar que, para las obras privadas, los albañiles y demás personal de los rubros que trabajan en ella, no viajan en colectivo, por eso no hay riesgo de mayor circulación. ¿En que viajará, salvo los que usan bicicleta los trabajadores de la construcción que viven en cualquier barrio de la ciudad para ir a una obra a 10 0 15 km de su domicilio?. El nivel de ignorancia en algunos aspectos básicos de nuestras industrias, formas de ser, costumbres y hábitos es realmente llamativo.
¿CÓMO ESTAMOS?
Por un lado muchos sectores pidiendo abrir en el peor momento de la pandemia, alimentados por el intendente durante el transcurso de la misma en forma constante.
Por otro, lo más preocupante, un sistema sanitario que no da más y el personal que disminuye por cansancio, enfermedades y falta de rotación. Además, falta de recursos técnicos e insumos. No se trata de stres sanitario, sino de falta de camas.
Ante esto, sigue insistiendo en llamados hacia autoridades que ya no lo atienden de la misma forma. Lo ven fuera de contexto cuando pide, como que no está entendiendo bien que está pasando en nuestro municipio.
Si en lugar de abrir a medias algunas actividades, que no son la solución para ninguno de los actores, se preocupara en hacer una fuerte campaña y cerrar por 10 días todo, lograría lo que pretende imponer ahora por azar: que los casos bajen, que se descomprima el nivel de camas, se reponga el personal de salud del «baile» al que está siendo sometido y poder abrir actividades con la tranquilidad de no afectar al extremo la salud de marplatenses y batanenses.
Si con 400 casos, sabiendo que parte de ellos terminan internados y, a su vez, un porcentaje de los mismos va camino a camas de terapia intensiva el panorama es realmente preocupante. Si al poner una pausa, los casos fueran 50 por día, la realidad sería otra.
Disfrazó la Fase 4 de cuasi 5 con todas las excepciones que le concedieron porque mostraba gráficos en donde todo estaba controlado. Ahora, pugna por disfrazar una fase 3 de cuasi 4 porque necesita cumplir con lo que se comprometió con ciertos sectores.
Su única olla a presión es con la salud. Si explica con claridad que debemos cuidarnos por 10 días, podremos entonces pensar que este desastre sanitario le ha sabido poner un freno y hasta se podría mirar de otra forma la tan ansiada temporada de verano que se avecina.
Seguir navegando por la zona gris de aperturas y más contagios nos lleva a convivir, en un muy corto plazo, con mayores urgencias y demandas las cuales se multiplicarán como el virus.
No usa el freno. Ni a las exigencias de aperturas, ni al crecimiento exponencial de casos declarados. El intendente, hasta ahora no lo ha utilizado.
Es hora que frene. Por el bien de los comerciantes, pequeños emprendedores, hospitales, profesionales de la salud…por MAR DEL PLATA toda.
P.D: EL QUE NO FRENA…CHOCA
RedacciónMdPYA