Un revisión a la experiencia del periodista Vito Amalfitano en la última Copa del Mundo en un Té Ruso que se sirvió en el Espacio Cultural Cabrales, dónde cantó Anastasia Romanova, en un encuentro que propició el Cónsul Honorario de la Federación Rusa, Jorge Kuznetzov.

“El de Rusia fue el Mundial más grande en el país más grande no sólo por las dimensiones de un país que es un continente sino por lo conceptual, por lo bien hecho, por la majestuosidad, por la organización, por el virtuosismo, por la seguridad, por el transporte y por la calidez de su gente”, remarcó el periodista Vito Amalfitano al reseñar su experiencia en la cobertura de la última Copa del Mundo durante el Té Ruso que se sirvió en el Espacio Cultural Cabrales por la idea y organización del Cónsul Honorario de la Federación Rusa, Jorge Kuznetzov.

“El técnico Sampaoli cometió muchos errores no forzados pero la Selección fue un caos desde antes, desde afuera, que después se tradujo dentro de la cancha; los cuatro equipos que jugaron los siete partidos del Mundial llegaron con un proyecto, Argentina fue todo lo contrario”, resumió Amalfitano sobre los aspectos estrictamente futbolísticos.

El tradicional “Té Ruso” del Samovar se ofreció con las canciones de Anastasia Romanova como bella banda sonora para el encuentro en un espacio desbordado en sus instalaciones..

Amalfitano explicó por qué el de Rusia fue “el Mundial más grande en el país más grande”. “No sólo es una referencia a las dimensiones sino a la grandeza, la majestuosidad, el virtuosismo, el transporte, la logística y la organización de la mejor Copa del Mundo de los últimos tiempos, y el mejor sin dudas de los que yo viví”, expresó el periodista que estuvo en ocho mundiales y que una vez más desarrolló la cobertura para el diario La Capital y LU6 Radio Atlántica de Mar del Plata. En este caso también para el sitio CCCPMundial.com.

Asistieron al encuentro la concejala Virginia Sívori, de Unidad Ciudadana Mar del Plata Batán; la vicepresidenta del Partido Justicialista de Mar del Plata, Nora Cecilia Estrada; representantes del espacio Abrazo Ciudadano, el padre Grasin, de la Iglesia Ortodoxa Rusa de Mar del Plata y Marcela Mondino, del Espacio Cultural Cabrales, también como anfitriona.

Anastasía contó su experiencia, además, como Embajadora Turística de Mar del Plata en el Mundial, designada por el Emtur, y fue fundamental para la calidez del encuentro con las notables interpretaciones de algunas de las canciones más tradicionales rusas pero , además, al sorprender con una lograda versión del tango “Por una cabeza” bilingüe, creación suya, en ruso y en español.

Se degustó el tradicional té de Samovar a cargo de Natasha, acompañado por ricas tortas y masas de Rusia.

Además de las conclusiones futbolísticas, Amalfitano relacionó la calidez de este encuentro con la que recibió de los moscovitas y de los habitantes de San Petersburgo, a la vez que resaltó las bellezas de estas ciudades, el fuerte contenido cultural, social y político relacionado con el Mundial y “la gran victoria de la Rusia de Putín”, al mostrarle al mundo, a partir del fútbol, un país pujante y abierto, “muy diferente al de los preconceptos o de la mala propaganda”. Además, rescató la “fuerte presencia del Estado después de los salvajes tiempos neoliberales de Yeltsin en la dura transición tras la caída de la Unión Soviética”.

También Amalfitano se refirió al “Mundial Social”, que una vez más llevó adelante el marplatense Federico Addiechi, “otro gran embajador de Mar del Plata”, Jefe de Sustentabilidad de la FIFA, que encabezó la organización de este torneo paralelo con participación de chicos de lugares carenciados del todo el mundo y que además, desde su área, se ocupó de aspectos del fútbol relacionados con los Derechos Humanos, la inclusión y la diversidad.

Anastasia, por su parte, además de deleitar al público con la calidad de sus interpretaciones, ofreció otra mirada, del Mundial “desde adentro y afuera”, como ciudadana de la Federación Rusa pero como habitante desde hace tres años de Mar del Plata, a la vez que contó su historia de vida que la trajo “hasta el Mar Argentino”.