A través de una “carta pública”, la gobernadora bonaerense repitió su estrategia de desligarse de la falta de mantenimiento en las escuelas y aseguró que está “trabajando e invirtiendo”. Desde Suteba describieron la situación actual: “Arreglan una estufa y ven que pierde gas en otro lado. Retiran el medidor, la escuela queda sin gas y traen estufas eléctricas pero el tendido no resiste”.
A una semana de la explosión en la escuela 49 de Moreno que causó la muerte de la vicedirectora y el auxiliar del establecimiento, la gobernadora María Eugenia Vidal intentó nuevamente quitarse la responsabilidad de la tragedia y volvió a apuntar contra el Consejo Escolar del distrito. En su afán por despegarsede una tragedia de la cual es responsable, Vidal busca confundir. Como consignó Página/12, al momento de la muerte de los dos docentes el Consejo Escolar de Moreno estaba a intervenido por decisión del director general de Cultura y Educación provincial, Gabriel Sánchez Zinny, quien designó a Sebastián Matías Nasif como su representante en ese cargo.

En una carta abierta la gobernadora dijo entender “la impotencia y enojo” de las familias y de la comunidad educativa pero evitó hacer referencia a las advertencias y denuncias desoídas. “Durante este año hicimos más de 1000 tareas de mantenimiento en escuelas de Moreno y particularmente en la escuela Nº 49 realizamos cinco intervenciones vinculadas al gas, la última un día antes de la tragedia, realizada por un gasista matriculado”, aseguró la gobernadora reconociendo entonces que los trabajos fueron incompletos o mal hechos dado que la intervención del gasista terminó en explosión. Al día siguiente del hecho los directivos de unas 786 escuelas suspendieron las clases por temor al estado de las instalaciones eléctricas y de gas. “Los directores suspenden las clases por el riesgo edilicio”, denunciaron los docentes.

Para Vidal, los días siguientes a la explosión fueron días de “mucha tristeza” por el fallecimiento de Sandra Calamano (48) y Rubén Rodríguez (45), quienes habían ingresado a la escuela unos minutos antes de la llegada de los chicos para abrir las aulas y recibir a los alumnos. El día anterior, Calamano había advertido la presencia de una pérdida importante de gas. El jueves 2 cuando ambos abrieron la escuela una de las aulas explotó y sus cuerpos volaron entre 30 y 60 metros.

“Cuando asumí el Gobierno decidimos realizar un relevamiento para conocer el estado en que se encontraban las escuelas de la Provincia. El resultado fue el que todos conocemos. La gran mayoría de nuestras escuelas tenían problemas, algunos más urgentes que otros”, intentó justificarse Vidal. A fines de mayo, el Frente de Unidad Docente Bonaerense le presentó una carpeta con todos los problemas de infraestructura que tenían las escuelas de la provincia. Además de la 49, los docentes denunciaron que había otras 46 escuelas con problemas en las instalaciones de gas.

Según la gobernadora, son los Consejos Escolares de cada municipio los que deben ocuparse “de obras urgentes y menores como pueden ser el arreglo de una puerta, la rotura de un vidrio o una pérdida de gas”. En la misma carta, Vidal acusó al Consejo de Moreno de desviar fondos y no justificar el uso del dinero, situación que motivó una denuncia judicial. “Quiero decirle a toda la comunidad educativa, a los padres de nuestros alumnos y a cada bonaerense que vamos a seguir trabajando e invirtiendo para que nuestras escuelas recuperen la dignidad que, durante 28 años de desidia, fueron perdiendo”, cerró por último la gobernadora.

Tras la explosión, Vidal acusó a los gremios de intentar “utilizar políticamente” la tragedia cuando los docentes denunciaron que no se trató de un accidente sino que había sido culpa de la “negligencia y desidia” del gobierno provincial. El mismo día de la explosión, la secretaria de la escuela de Moreno y los padres e integrantes de la cooperadora recordaron que ya habían realizado ocho denuncias por la pérdida de gas.

Al día siguiente, y por miedo de que la falta de mantenimiento provocara una nueva tragedia en otra escuela, la gobernadora ordenó una inspección masiva en todos los establecimientos. A pesar de la insistencia de Vidal en trasladar toda la responsabilidad al Consejo de Moreno, los problemas de infraestructura no se limitan sólo a dicho distrito. Después de la explosión, los directores de unas 786 escuelas suspendieron las clases por temor a ser los próximos.

Desde el lunes en La Plata hay 54 escuelas cerradas por problemas de infraestructura y en Avellaneda la primaria Nº31 debió suspender las clases por una fuga de gas y por tener las paredes electrificadas.

“Lamentablemente el estado de estas escuelas se hizo público después de la tragedia de Moreno. Los directores suspendieron las clases por miedo a los problemas de infraestructura que van desde una pérdida de gas, problemas en el tendido eléctrico con cortes por todos lados y disyuntores que no funcionar, filtraciones y caída de cielo raso”, le dijo a Página/12 Patricio Villegas, secretario general de Suteba La Plata.

Según contó el dirigente, algunas escuelas ya recibieron la visita de personal de mantenimiento pero como los problemas son graves no se pueden resolver de un día para el otro. “Arreglan una estufa y ven que pierde gas en otro lado, cierran el medidor y se dan cuenta de que la llave no corta. Retiran el medidor, la escuela queda sin gas y traen estufas eléctricas pero el tendido no resiste…”, describió Villegas cómo fueron algunas de las visitas.

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