Así lo aseguró Alicia Reiley, referente del Centro de Jubilados de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). Recordemos que en las últimas horas la Cámara de Hogares y Centros de Día de la provincia de Buenos Aires reclamó “urgentes medidas de apoyo, concretas, verificables, que fortalezcan el esfuerzo que están realizando las empresas de la actividad y los trabajadores de la sanidad en instituciones que atienden discapacitados y adultos Mayores”, frente a la amenaza del COVID-19.

«Esto sucede sobre todo en el sector privado. Debe haber un estricto control del Estado en cuanto a la calidad del servicio que presta. También, las familias deben hacer un seguimiento. Entendemos que muchas veces se hace difícil pero no puede ser un depósito de adultos mayores, así como las escuelas no deben serlo de niños», afirmó.

Además, «se deben incorporar en todos los Centros de Jubilados talleres acordes a las capacidades individuales, para estimular actitudes y aptitudes» y «controlar el uso de medicamentos que adormecen, más allá de las nocturnidades, como una manera de ahorrar personal de cuidado».

Alicia Reiley agregó que «hizo falta esta pandemia para que muchos se den cuenta del precario servicio que brindan los geriátricos»: «En cuanto al cuidado del coronavirus, no todos tenemos familias que nos preserven de exponernos en la calle o una vivienda digna para pasar esta cuarentena. Si algo tiene que cambiar después, es el trato a las personas mayores y más presencia del Estado, no solo en geriátricos, sino también institutos de obra social, como IOMA y PAMI», explicó.

Concluyó diciendo: «No puede ser que se den cuenta que existimos cuando pasamos a ser grupo de riesgo, no tanto porque podamos morir, sino porque podamos contagiar. La libertad no puede ser para morir, sino para vivir en paz y con alegría los últimos días que nos quedan».

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María Laura Lago- Redacción MdpYa.