La boleta de la Tasa de Servicios Urbanos (TSU) llegó a las casas de los contribuyentes de General Pueyrredon con valores en algunos casos superiores al 35% aprobado por el Concejo Deliberante el pasado agosto, generando incertidumbre entre aquellos vecinos que ya habían calculado el dinero que debían destinar al cumplimiento del pago en tiempo y forma.

En enero de este año y con un presupuesto parado en el recinto ante la falta de consenso entre los bloques, todo indicaba que las boletas debían ser emitidas con los mismos valores a las recibidas en diciembre de 2018. Sin embargo, no fue así: sin la aprobación del incremento propuesto por el Ejecutivo, la gestión del intendente Carlos Arroyo -y por iniciativa del por entonces secretario de Hacienda Hernán Mourelle– decidió comprimir por decreto el calendario de pago, tomar el valor de la TSU anual de 2018 y dividir el monto anual en ocho cuotas, y no en doce como se venía haciendo.

Esta decisión fue criticada por los bloques de la oposición que habían advertido un “apuro recaudatorio” por parte del Municipio y una alternativa que perjudicaba al bolsillo de los contribuyentes, ya golpeado por el aumento de servicios y la pérdida del poder adquisitivo del último tiempo.

De todas maneras, los cambios se mantuvieron y todos los contribuyentes de Mar del Plata y Batán que cumplieron con el pago de cada una de las boletas, terminaron de abonar la tasa anual en agosto de este año, exactamente el mes en el que los concejales daban el visto bueno a un aumento del 35%. La aprobación de esta medida provocaría entonces que pese a que la tasa ya se encontraba saldada, las boletas seguirían llegando pero en este caso con el ajuste correspondiente al aumento aprobado para 2019.

Sin embargo, concejales de la oposición ya habían advertido que dado la composición de la fórmula de la TSU, y que el incremento solo se aplicaría en uno de los ítems de la misma, el impacto real de la suba iba a ser mayor.

Y así fue. En las últimos días se registraron reclamos de vecinos que comenzaron a percibir incrementos superiores a los anunciados y aprobados hace dos meses.

Entendiendo que lo abonado desde septiembre a diciembre corresponderá a un ajuste anualizado dividido en cuatro meses, la cuota real sin alteraciones llegará recién en enero de 2020. Y como en enero de 2019 el monto también estaba alterado por la compresión del calendario de doce a meses a ocho, la comparación entre boletas se podrá realizar únicamente -y solo si no se aprueba un nuevo aumento para 2020 este año- entre la boleta de enero del año que viene con diciembre de 2018.