“Me encanta correr. Lo llevo en la sangre”, aseguraba el conductor rosarino Gastón Dlugovitzky (21), en una auto filmación subida a las redes, mientras conducía a más de 160 km/h, por la ciudad.

Se autodeclaraba “amante de la velocidad”.

El miércoles pasado, en la intersección de San Martín y Garibaldi, en Rosario, este joven impactó a gran velocidad (más de 100 km/h según varios diarios) su Ford Focus contra el utilitario conducido por Fabián Cragnolino (45), padre de 3 hijos, quien falleció al instante. Gastón D. quedó a disposición de la fiscalía, quien le inició una causa por homicidio culposo, según el diario La Capital. Después se viralizaron más videos en los cuales el joven se filmaba conduciendo a alta velocidad.

Nuevamente, se comprueba la urgente necesidad de legislar los Delitos contra la Seguridad Vial, en particular el de la conducción con exceso notable de velocidad, antes de que potenciales homicidas del tránsito, como éste, lleguen a matar. EN ESTE CASO YA ES TARDE.

El exceso de velocidad puede implicar un peligro tan grande para la vida de los terceros, que en los casos más severos, debería ser sancionado con la máxima expresión de la repulsa social, convirtiéndolo en un “delito”, con pena de prisión, propuesta de Luchemos por la Vida.

Estamos hablando de “delitos”, y no de una simple infracción o contravención, de las cuales la experiencia cotidiana muestra que es fácil escapar con total impunidad.

La propuesta, presentada ya dos veces a los legisladores, consiste en penar con prisión e inhabilitación especial para conducir automotores a quien condujere cualquier tipo de vehículo automotor a una velocidad superior en 40 km/h a la máxima establecida para dicha autopista, semiautopista, ruta, avenida o calle.

Estos delitos ya existen en los países exitosos en su lucha contra las muertes en el tránsito, pudiendo mencionarse el caso cercano de España, vigentes desde hace varios años, y estimándose su implementación una contribución muy importante a la reducción de las muertes en ese país.

Luchemos por la Vida promueve, además de la reducción de las velocidades de circulación, constituir esta conducta de altísimo riesgo para las vidas de todos en un delito, en todo el territorio nacional, lo que puede significar al responsable la pérdida de su libertad, transformándose en un simple “delincuente”, con la condena social que ello implica. Esto será un avance imprescindible para salvar muchas vidas, que debemos incorporar con urgencia a nuestra legislación penal.

LuchemosPorLaVida