Rápida y honestamente, la respuesta de quien escribe, seguramente en coincidencia con la de quien lee, es: no sé. Caso contrario, mucho mermaría el nerviosismo y la ansiedad latente en las calles y en los sitios de encuentro de los últimos días. Argentina se juega su futuro, nada más y nada menos, que a 40 años de la restauración de la democracia. ¿Cuáles son los posibles escenarios?

Luego de uno de los periodos electorales más largos en su historia, nuestra República mañana vuelve a las urnas para votar en segunda vuelta. Las opciones son dos: Sergio Massa o Javier Milei, uno de estos dos hombres será el futuro presidente de nuestro país. 

Como es normado, las mesas de votación se abrirán este domingo 19 de noviembre de noviembre a partir de las 8 de la mañana. Son 104.520 mesas dispuestas para que puedan sufragar los 35.394.495 argentinos y argentinas habilitadas para hacerlo. El acto eleccionario es velado por los casi 90 mil efectivos afectados a la tarea en todo el territorio nacional.

Se espera que alrededor de las 21 horas del domingo, se conozcan las primeras tendencia en el marco del avance del escrutinio provisorio. Para entonces, se esperan conocer un resultado “consolidado y representativo de la contienda electoral”, declaró oportunamente Marcos Schiavi, titular de la Dirección Nacional Electoral (DINE).

De todos modos, cada voto vale. Solo cuentan los positivos, y, esta vez, la compulsa es nominal: por diferencia de un voto, ya tendremos presidente para los próximos cuatro años.

“No hay posibilidad de que el domingo no se conozca la tendencia, pero sí puede pasar que ante una paridad se deba esperar hasta el escrutinio definitivo para conocer el ganador”, agregó el hombre de la DINE. Es decir, si la diferencia de votos es ínfima, es probable que sepamos quién va a presidir la Argentina recién el martes 22 de noviembre, cuando comience el escrutinio definitivo. Un proceso que puede durar hasta 10 días. Tal el chiste agónico en redes sociales: Is this gonna be forever?

El doctor en Ciencia Política de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), Facundo Cruz, detalló al diario Página 12 qué chance hay de arribar a la extensión. “Si la diferencia entre los candidatos es de 1% o 1.5%, habrá que tener paciencia y esperar al resultado definitivo. Este margen va a depender de la cantidad de personas que vayan a votar”, explicó.

El ausentismo será una de las principales mediciones de este domingo. En pleno fin de semana largo, donde el turismo muestra cifras parciales moderadas pero se mantiene muy activo, se especula con cuánta gente efectivamente se acerque a votar. Si se toma como muestra lo que sucedió el 22 de octubre, Cruz amplió: “En la primera vuelta fueron 27 millones, el 1% son 270.000 votos. Con ese número de diferencia, que es muy bajo, habría que esperar un resultado definitivo“.

El escrutinio definitivo es el proceso que le da validez legal al proceso electoral. Se trata del recuento del 100% de las mesas en su totalidad y en detalle.

Como muestra de la importancia de este proceso y del voto a voto está la experiencia de La Plata. En la capital bonaerense, recién once días luego de las elecciones, el jueves 2 de noviembre la Justicia electoral oficializó a Julio Alak (Unión por la Patria) como el ganador. Con un delay de 48 horas, el intendente saliente, Julio Garro (Juntos por el Cambio), reconoció su derrota. Casi dos semanas pasaron entre el día del sufragio y la divulgación oficial de los resultados definitivos. Esperemos que no nos suceda igual.

Para abonar a la tendencia vasomediollenista, hay que considerar que se espera que este proceso electoral sea más ágil: son solo dos boletas, de un cuerpo cada una, las que deben ser contadas.

Lo importante es ir a votar. Y votar. No solo por el carácter especial que le da un número redondo a cualquier efeméride. Sino por todo lo que Argentina dejó y apostó para hoy poder ser un país democrático. Sean eternos los laureles que supimos conseguir.