Desde el Instituto de Investigación social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCi) de Mar del Plata compartieron este martes las conclusiones del informe “Monitoreo local de la situación de vulnerabilidad de las familias en situación de pobreza y la incidencia de las políticas públicas implementadas por los programas de lucha contra el hambre”, de la mano del Indicador Familiar de Acceso a Derechos (IFAD).

“Es un nuevo indicador que hemos construido desde el ISEPCI. En el segundo semestre de 2022 hemos relevado a un conjunto de 773 hogares de 28 barrios distinto de Mar del Plata y Batán. El universo relevado son familias que asisten a comedores comunitarios y se alimentan al menos una vez a la semana en este tipo de espacios” contó Rodrigo Blanco, titular del ISEPCI en nuestra ciudad, en diálogo con MdpYa. 

Las dimensiones estudiadas mediante la metodología investigación – acción – participativa incluyen: Género y edad de referentes del hogar a cargo de la alimentación familiar, Ingresos y mercado de trabajo, Acceso a una alimentación adecuada, Condiciones de acceso a la salud, Condiciones de acceso a la educación, y Acceso a una vivienda y hábitat dignos.

En cuanto a la realidad socio-económica de las familias relevadas, el también abogado Blanco compartió: “hemos encontrado que más de un 60% de estas familias están debajo de la línea de indigencia. Un 83% no posee un solo miembro del hogar que tenga un empleo registrado. Casi un 90% de los hogares accede a algún tipo de programa social, fundamentalmente a la Asignación Universal por Hijo (AUH), y también a la Tarjeta Alimentar y en menor medida al Potenciar Trabajo”.

La dimensión que arrojó resultados más alarmantes es la relacionada a la alimentación y nutrición. “Hay grandes indicadores de preocupación respecto a lo alimentario. Hay un 73% de inseguridad alimentaria” sostuvo el titular de ISEPCi. Cabe destacar que por inseguridad alimentaria se comprenden aquellos casos en donde las familias han tenido que reducir en forma involuntaria porciones o bien suprimir una comida diaria de las cuatro estipuladas para cada jornada.

En el desagregado por edad, se concluyó que “un 45% de estos niños, niñas y adolescentes que forman parte de estos hogares relevados no cumplen con las cuatro comidas diarias; más de un 90% que no cumplen con las porciones diarias de verduras o de frutas; y un 70% casi que no come tampoco la cantidad suficiente de lácteos”.

El acceso al derecho a la salud también arrojó resultados preocupantes. “Uno de cada cuatro hogares presentan un miembro de la familia con una enfermedad crónica o una persona con discapacidad, y, de ellas, el 36% ha tenido que discontinuar el tratamiento en el último año por distintos motivos” agregó Rodrigo Blanco.

Consultado por sobre la importancia de la obtención de estos datos y la búsqueda de un principio de solución concreta e integral, el abogado afirmó que “todas las jurisdicciones, municipal, nacional y provincial, tienen que ponerse a trabajar en la construcción de políticas públicas que hagan salir a estas familias de esta situación de vulnerabilidad” y agregó que “tanto la Tarjeta Alimentar como la AUH tienden a morigerar los efectos de la inseguridad alimentaria y le permiten a muchas familias acceder a la canasta básica de alimentos. Lo que nos muestra el informe es que, pese a acceder a este tipo de programas, tenemos todavía un 60% de esas familias que está por debajo de la línea de indigencia, con lo cual podemos decir que son insuficientes. Nadie podría decir que no sirven