El anuncio se palpitaba desde el viernes temprano, apenas se conoció la renuncia de Alejandro Tantanian .

Pero de todos los nombres que sonaban para hacerse cargo de la dirección del Teatro Nacional Cervantes, los que componen el binomio que hoy finalmente anunció Tristán Bauer hicieron de una noticia esperada, una totalmente inesperada. Quienes tendrán la tarea de reconstruir al muy golpeado único teatro nacional de la Argentina serán Rubén D´Audia, un gestor cultural ajeno, en esencia, a la actividad teatral, y Sebastián Blutrach, un teatrero reconocido y muy respetado en el sector pero proveniente de la esfera comercial. El primero hará las veces de director general; el productor será en cambio asesor de producción artística y contenidos de programación.

Que la noticia de las designaciones haya llegado primero de la mano de ATE -el sindicato con el que Tantanian tuvo el conflicto que le valió la salida del cargo- antes que del equipo de prensa del propio teatro, o del ministerio de Cultura, dice bastante más de D´Audia que el poco CV teatral que figura en internet. Bauer necesitaba a alguien de confianza -con él y con el gremio- para solucionar uno de los “mayores problemas” que heredó de la gestión anterior, tal como definió al conflicto gremial en el Cervantes. Parece que lo encontró.

Así llega el flamante director general, que parece compensar su poca experiencia en lo teatral con la que ganó en materia de gestión cultural pública al ser gerente general de la plataforma Educar S.E entre 2011 y 2015. En una nota que escribió en 2018, de hecho, mostró el valor que le da a los organismos y programas del Estado al asegurar que “produce espanto ver tal desprecio (del macrismo) hacia lo público, algo lo que nos pertenece a todas y todos. Hoy este Estado desguaza proyectos que tenía un objetivo claro: ampliar, profundizar y expandir conocimientos.” De todos modos, entre otros trabajos, D´Audia dirigió la obra Cuánto vale una heladera (2017) y fue asistente de dirección de otros dos espectáculos, estrenados casi una década antes de eso. También se vinculó en alguna oportunidad en tareas de producción.

También compensa con su poca experiencia teatral la designación de Blutrach, dueño y director del Teatro Picadero -una de las más relevantes e históricas salas porteñas-, productor reconocido y presidente reelecto de la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales (AADET). Aunque, como se ha dicho, su perfil de productor también sorprendió un poco en la vinculación con el teatro público, un campo que ahora tendrá que transitar. Al cierre de esta nota, al desconocimiento sobre D´Audia por parte de la comunidad teatral se sumaba la confianza que Blutrach ha cosechado en los últimos años, en los que se convirtió en un actor de relevancia en la escena cultural, incluso en la intersección cada vez más frecuente entre el circuito comercial y uno de corte más experimental.

Por Paula Sabatés-12