Ojalá no se equivoque el lector, y no termine creyendo que -porque una obra teatral representa una escena de época y está escrita en verso- va a ser solemne, porque se equivocaría. Ojalá no se deje llevar por la idea infundada de que una producción del Cervantes apunta al teatro para “entendidos”, porque tampoco es cierto. Ni aburrida ni empolvada, la producción que el Auditórium nos deja a la mano trae un teatro que recupera el vínculo directo y franco con el público, que puede entregarse al entretenimiento y disfrutar del juego escénico humorístico plagado de gags, al estilo clásico de una comedia de enredos con todos los condimentos del vodevil.

Al hablar de “La comedia es peligrosa” quiero hacer hincapié en la apuesta, porque los marplatenses padecemos que cierto teatro nunca nos llegue, porque no parece apto para veraneantes. Como si aquí no viviese nadie, o como si el hecho de ser los dueños de las playas nos inhabilitara para el desarrollo de las acciones culturales que parecen monopolio de la capital. Ahora por fin se reestrenó en Mar del Plata esta obra escrita en verso por Gonzalo Demaría y dirigida por Ciro Zorzoli, en la Sala Astor Piazzolla del Teatro Auditórium.

Se trata de una coproducción entre el Teatro Nacional Cervantes, Cultura de la Provincia de Buenos Aires y el Teatro Auditórium. Nos trae las interpretaciones de Horacio Acosta, Facundo Aquinos, Paola Barrientos, Julián Cabrera, Julián Cardoso, Roberto Castro, Gaby Ferrero, Andrés Granier, Milva Leonardi, Javier Lorenzo, Tincho Lups, Sergio Mayorquin, Mariano Mazzei, Iván Moschner, Pablo Palavecino y Julián Rodríguez Rona.

Resulta que institucionalmente, se conmemoran los 100 años del estreno del teatro Cervantes, y la ocasión es perfecta para llevar a escena una historia de ficción que se apoya sin embargo en alguna que otra cuestión histórica. Sucede en pleno virreinato, en el momento en que surgió el teatro estable en Buenos Aires.  En este ambiente, la trama permite poner en juego ejes de tensión entre hispanos y criollos, la corona y la iglesia, la farsa de la liberación de los esclavos, el sitio disruptivo que ocupan los artistas en medio de una atmósfera ya enrarecida por el poder. Sin embargo, el homenaje a los comediantes es tan irreverente como debe ser, ya que aquí los cómicos pretenden dejar su tarea itinerante y contar con un teatro estable: un sitio propio. Para ello tienen que enfrentarse con todos los intereses políticos y económicos que están dispuestos a impedirlo; tal como sucedería si aconteciera en 2022.

La sensación que nos deja es la de asistir a una obra donde se puso todo lo que hacía falta. No solamente el vestuario elaborado y bello ni los trastos de utilería -oportunos, adecuados y funcionales- sino también las horas de ensayo y dedicación necesarias para que un producto resulte respetuoso, auténtico y ajustado a más no poder.

Si el conflicto central es esta tensión entre los saqueadores de siempre, y los criollos que pretenden tener teatro propio, digamos que la cuestión viene muy a cuento. Porque nosotros los marplatenses somos los protagonistas de una tensión similar. No nos conformamos con ser territorio de saqueo, aunque cuando llega diciembre se nos empiecen a cerrar la puertas de lo que hasta ayer era nuestra casa. Queremos ser también merecedores del espectáculo del Cervantes, pero así completo: con escenografía, vestuario y todo. No una muestra “para giras” como suele pasar. Merecemos está excelencia y la reclamamos. Somos como los comediantes de la legua, que piden el teatro para ellos.

No me diga usted después que aquí nunca viene nada bueno, porque le avisamos que no se lo perdiera: no hay excusas porque la entrada es muy accesible, hay descuentos de todo orden, y precios especiales a grupos. Tiene oportunidad de verlo de jueves a domingo a las 21 h, hasta el 27 de febrero. Las entradas se pueden adquirir en Plateanet o en la boletería del Teatro Auditórium, de martes a domingo de 10 a 21. La obra se recomienda para mayores de 16 años. No se quede afuera, que usted también lo merece.

Adriana Derosa