Como todo abusador eligió su presa. Una adolescente de 16 años. Como en todo abuso de éstas características, siempre hay un INCESTO. Y ella se lo recordó apelando a algún tipo de ética cuando se comparó con su hija para evitar la violación. Si, fue una violación “con acceso carnal” como se denomina en la justicia.

Como todo violador culpó a la víctima y le dijo: “Mirá cómo ME PONÉS”. La sentenció a la ya conocida culpa INOCULADA por él, por el macho omnipresente. “El único adulto” dijo ella. Imaginate! 45 años! Pero no importa tanto la edad, el ejercicio del poder desde la asimetría es así.

Como todo canalla inscribió en su cuerpo-psiquis una historia impuesta, tremenda, violenta. Una historia de mierda que él eligió imponer mediante la intrusión de su sexualidad de mierda también, anclada seguramente en ese deseo de apoderamiento del cuerpo y del alma infantil. Adueñamiento de la infancia. Sepulcro de una parte de la vida.

Porque creo, a ésta altura de los acontecimientos y de los cientos y cientos de relatos escuchados, que hay algo de muerte en quienes abusan, que son como vampiros que se llevan lo vital, lo armonioso, lo tierno, aquello que está por venir.

Pero hay algo más que seguirá sucediendo en la continuidad de nuestras vidas. Un grupo, un colectivo. Las actrices, las militantes, las compañeras, las amigas. Las mujeres.

Imparables ya a la hora de responder y actuar.

Hay un mundo distinto que no deja de avanzar para enterrar definitivamente a estos sepultureros de infancias, de sonrisas, de ternura y de sonidos. Para extender la mano, preparar la oreja, poner los cuerpos adonde haya que ponerlos. En las calles, en los tribunales, en un mate o una caricia.

El asesino del alma #JuanDarthés ya es un cadáver. Y lo estamos ahora sepultando nosotras al grito de #MiráComoNosPonemos. #Thelma habla y llora y lloramos con ella. Por ella y por todas. Pero lloramos un poquito nada más. Sabemos conmovernos. Pero lo que mejor hacemos es luchar, decir, recordar, refutar, sostener y buscar reparación y justicia.

Abrazo a Thelma, al colectivo de actrices, a todas mis compañeras con quienes estamos dando vuelta la peor página de una historia que será cenizas. Y sobre ellas bailaremos.

 

¡QUE ARDA!

Licenciada Patricia Gordon, Enred.