El último domingo de febrero arrojó una de las postales más tristes del verano marplatense.
La crecida del mar resultó tan significativa que en algunos sectores de la costa resultó imposible disfrutar de la playa pública.
La zona de Perla Norte fue una de las más afectadas e incluso la pleamar alcanzó el sector de carpas de los balnearios que funcionan en ese sector.
Este escenario volvió a exponer una dura realidad del avance de lo privado sobre lo público en el principal recurso natural que tiene la ciudad balnearia.