El viernes 2 de abril Lorenza de Pinho, la esposa del fiscal André Luís García de Pinho, murió en su departamento del barrio Buritis, Belo Horizonte (Brasil). Tenía 41 años, era madre de cinco niños y se había casado con el funcionario judicial hacía más de dos décadas. Según las primeras informaciones del caso, la mujer estaba enferma, su cuadro empeoró y llamaron a un médico, pero cuando llegó ya no tenía pulso.

Esa misma noche, el cuerpo de la fallecida fue trasladado a una funeraria de la capital, donde se agendó la ceremonia de cremación de Lorenza para las 2:30 pm del día siguiente.

A su vez se había concretado el informe de defunción, firmado por los doctores Itamar Tadeu Gonçalves Cardoso y Alexandre de Figueiredo Maciel, que indicaba que la muerte de la mujer había sido causada por neumonitis por comida o vómitos y auto-intoxicación. De seguir así las cosas, para el lunes el caso estaría cerrado sin demasiadas dudas al respecto.

Pero la velocidad con la que todo se llevó adelante llamó la atención del delegado Alexandre Oliveira da Fonseca, quien, de acuerdo a los registros del informe policial, interrumpió el proceso y remitió el cuerpo al Instituto Médico-Legal (IML) para conocer con detalles cuáles fueron los motivos del fallecimiento de la esposa del fiscal.

El caso, en ese preciso instante, dio un vuelco completo. La investigación volvía a empezar y el fiscal André Luís García de Pinho ahora pasaba a ser un sospechoso.

Era la mañana del domingo cuando los oficiales de la policía llegaron al departamento en el que sucedieron los hechos con una orden de allanamiento y otra de detención para García de Pinho. Sería de manera temporal por un lapso de 30 días, mientras se investigaba lo ocurrido hacía apenas 48 horas. El término “femicidio” comenzaba a circular.

“Existe un proceso de instrucción penal para investigar el delito de feminicidio, por lo que se decretó su detención temporal, medidas cautelares. Será escuchado para esclarecer todo lo sucedido”, explicó la abogada defensora. La causa ahora quedaría en manos del fiscal general de Minas Gerais, Jarbas Soares, que aguardaba el informe médico para definir cómo actuar.

Un estricto hermetismo mantuvo en secreto las declaraciones judiciales de la hermana y el padre de la víctima. También fueron citados un pastor amigo de la pareja, la tía de la víctima y un primo del fiscal. Hasta que el cuerpo de Lorenza, finalmente “habló”. Fuentes vinculadas a las investigaciones aseguraron a los medios locales que se trató de un homicidio, debido las lesiones encontradas en el cuerpo.

El fiscal fue citado a declarar. Estuvo cuatro horas en las que sostuvo que su esposa se atragantó mientras dormía y que ese había sido el motivo de su muerte. Marco Aurélio Alves da Silva, padre de Lorenza, rompió el silencio y declaró que le parecía “muy extraña” aquella hipótesis de la muerte de su hija y que estaba seguro de que fue asesinada.

Días más tarde, un comunicado del fiscal Jarbas Soares dejó en claro cuál sería el camino de su investigación: “La muerte de la mujer fue causada por asfixia, acción contundente e intoxicación”. La detención de André Luís García de Pinho pasó de ser temporal a preventiva y fue acusado de asesinato. También se denunció a los doctores que firmaron el acta de defunción.

“Hay lesiones compatibles con intentos de defensa, algún tipo de lucha. También se encontró material genético debajo de las uñas de Lorenza, lo que probaría su reacción”, dijo el fiscal en una conferencia de prensa en la que hizo pública la denuncia contra De Pinho.

Alcohol, drogas y un ritual macabro

En la presentación también se describió que Lorenza padecía depresión y que el fiscal la llevó a un consumo excesivo de alcohol y medicamentos antidepresivos. “Ingirió más medicación de la habitual, en los días previos a su muerte. A su vez se encontró en su cuerpo aún adherido a su espalda dos parches transdérmicos. Del analgésico opioide llamado Buprenorfina, de 20 mg cada una. Era una dosis cuatro veces superior a la prescrita”.

La denuncia estableció que la noche anterior al crimen, André habría comprado dos botellas de cachaça para la mujer que, días antes, había ingresado en el hospital por problemas de intoxicación. Según las investigaciones, habría ingerido medio litro de la bebida el día de su muerte.

A su vez, el ministerio público informó que se encontró una carta de Lorenza escrita a mano y dirigida al André de Pinho. Allí, ella relató todo el sufrimiento al que estaba siendo sometida.

“Hubo un deterioro en la relación. Ella languidecía por una serie de factores. Sufría de una depresión profunda, tenía cinco hijos pequeños. La pareja estaba experimentando problemas económicos y ella todavía sospechaba de infidelidad por su parte”, describió la fiscal Gislaine Testi Colet.

El señor André intoxicaba deliberadamente a la mujer. Animó a la señora Lorenza a ingerir una gran cantidad de medicinas y alcohol. Como no pudo matarla por intoxicación, la mató por asfixia”, añadió la funcionaria judicial.

Para los investigadores, André aprovechó la situación de fragilidad emocional de la mujer y su consumo de sustancias para deshacerse de ella. Según trascendió, el historial médico de Lorenza tenía 14.000 páginas.

Sangre y tanatopraxia

Acusado de femicidio (entre 12 y 30 años de prisión) André de Pinho quedó detenido en un batallón del Cuerpo de Bomberos, en la Región de Pampulha, en Belo Horizonte, mientras avanza la causa. Ante cada información que surge en la investigación, su situación se agrava. Sin embargo, el dato más impactante de la dramática historia se conoció esta semana.

Al cuerpo de la víctima le falta sangre. Los especialistas quedaron intrigados al ver las dificultades que tuvo el forense para extraer muestras para las pruebas de toxicología y dosis de alcohol. Solo logró extraer 25 ml, cuando se estipula que el cuerpo de una mujer como Lorenza debería tener al menos 5 litros.

“Una mujer normal, de peso normal, (tiene) un promedio de cinco, cinco litros y medio de sangre en su cuerpo”, dijo el forense Marcelo Mares Castro al sitio G1.

A su vez, en la agenda de De Pinho se encontraron dos contactos para realizar cursos sobre tanatopraxia, una técnica para la conservación de cadáveres que consiste en el intercambio de sangre por sustancias sintéticas.

La defensa negó que André haya realizado algún procedimiento en el cuerpo de Lorenza. Aunque se investiga si hubo en los meses previos al crimen alguna visita de la pareja a lugares destinados a la práctica de actividades religiosas. Se estima que podría haber un ritual en este macabro crimen./Aire de Santa Fe