Seguramente alguna vez has escuchado hablar de Li-Fi, la tecnología que pretende sustituir al WiFi, algo que es muy posible y es que desde hace unos 10 años se habla más de ello y muy pronto podrían cambiar la forma en la que nos conectamos a Internet, para algo mucho mejor y más rápido.

La primera vez que se escuchó el término Li-Fi, al menos en los entornos públicos, fue de la boca del ingeniero Harald Haas durante la Conferencia TED celebrada en el año 2011 sobre la comunicación con luz visible, desde entonces mucha información ha surgido y desde el año 2015 muchos prototipos han ido apareciendo en el mercado, a tal punto de amenazar por completo al WiFi como lo conocemos, para suplantarlo por una tecnología más rápida y con dispositivos más baratos.

Qué es Li-Fi

Debemos comenzar por conocer de qué se trata la tecnología Li-Fi. LiFi es un sistema de transmisión de datos mediante luz visible o VLC, que funciona mediante la frecuencia alterada de la luz visible entre 400 y 800 THz y para ello se emplean bombillas LED que parpadean a una velocidad que es imperceptible para el ojo humano, aunque sí es totalmente captado por un fotoreceptor que debe conectarse al dispositivo y así realizar la transmisión de datos.

Básicamente, es el mismo funcionamiento de una computadora conectada a un róuter WiFi, solo que en lugar de captar la frecuencia WiFi, debe interpretar los datos enviados por la luz convertidos en código binario, unos y ceros.

Estas bombillas especiales emplean un codificador de datos que será el encargado de retransmitir la señal a través del movimiento que hace la luz, enviando entonces una señal codificada que el receptor colocado al alcance de esa luminaria puede recibir los datos y así replicarlos en el dispositivo que hace la petición.

Hace 10 años, cuando todavía la investigación y el desarrollo de esta tecnología lograba dar sus primeros pasos, se hablaba de una velocidad de transmisión de datos de 10 Mbps, hoy en día puede lograr una velocidad estable de transmisión de información de más de 40 Gbps, incluso en laboratorios han conseguido hasta 224 Gbps.

La implementación comercial de esta tecnología lograría impactar verdaderamente en el mercado, ya que ofrecería a los usuarios un Internet mucho más rápido y también sería más barato, ya que los costos de dispositivos para retransmisión, las bombillas, serían menores al de un róuter.