Ellas anuncian que esta será la última función del año, pero ojalá que no. Después de que su obra recibió mención en el marco del Festival de Teatro Independiente de Mar del Plata en 2018, por la impactante actuación y la bella puesta en escena. Luego de que recibió también la nominación a los premios Estrella de Mar 2019, en los rubros mejor dirección teatral marplatense y mejor espectáculo de teatro marplatense, y además fue seleccionada para el ciclo Pasen y Vean del Teatro Auditórium, podemos decir que debería continuar esta experiencia artística por un período mayor. Dirigida por Gisela Cerro, con personajes encarnados por Daniela Parrinello Rizzi y Luna Milena Córdoba, “La Moribunda” debería prolongarse para llegar a una cantidad de público aun mayor.

El texto pertenece a Alejandro Urdampilleta, y es una especie de homenaje suyo y de Humberto Tortonese a su amigo y colega fallecido, Batato Barea. Se trata entonces de dos hermanas cuya misión es cuidar a una tercera, en los últimos meses de su vida. Se sabe que la muerte acontecerá, pero será fuera de escena. Mientras tanto, las hermanas deben vivir en un interior que se convierte en diversos espacios, según el juego de las hermanas lo genere.

En este juego por todo se puede detener el tiempo, cambiar las estaciones, crear el fin de la guerra o la llegada de un amor. Todo puede acontecer en este como sí, que es pasar el tiempo hasta que Kiri por fin se muera. Porque el proceso de deterioro al que estamos asistiendo no puede ser vivido sino es desde la evasión y la recreación de un nuevo espacio –utópico- donde nada duela tanto. Esta misión compleja y trascendente sólo puede llevarse a cabo desde el humor, y eso es lo que va a pasar.

“La moribunda” en su puesta original fue estrenada en 1997 en el Morocco, y reestrenada en el 98 en el teatro Picadilly. Alejandro Urdapilleta y Humberto Tortonese habían iniciado su camino juntos en el viejo Paracultural  a finales de los 80, y junto con Batato Barea habían hecho obras como “La Poetisa”, “Gambas al Ajillo” y “Los Melli” para darse permiso de reírse prácticamente de todo, de las convenciones del teatro, de las instituciones, y aun de lo que se esperaba de ellos.

En el caso que nos ocupa, aquellos personajes femeninos transgresores son interpretados por actrices mujeres, que pueden alcanzar el necesario desparpajo y liberarse de clichés, para conseguir que las hermanas sacudan a la platea con un resultado de humor perturbador y activo. El ritmo no se detiene ni un instante, porque las actrices pueden con este texto sobradamente, juegan con él, lo saborean y lo ejecutan en una escena despojada pero eficiente. La banda sonora – en tanto- es oportuna, y confluye a lograr el efecto de tiempo suspendido.

Atención con los nombres: una directora joven que puede deparar mucho a la escena marplatense, con dos actrices formadas, con ductilidad corporal y presencia escénica para sostener la compleja propuesta. Otro ciclo de funciones ojalá se anuncie ya mismo.

Adriana Derosa