El Instituto de Investigación ISEPCI (Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana) presentó junto a la organización social Barrios de Pie el 5° informe preliminar sobre el Indicador barrial de situación nutricional (Ibsn) en General Pueyrredon, relevado en el segundo semestre de 2018 sobre una muestra de 1432 niños, niñas y adolescentes de 0 a 19 años.
Los datos fueron presentados este lunes por el director del Instituto, Rodrigo Blanco, y no arrojaron conclusiones positivas. Según consta en el informe, de 1.280 casos de entre 2 y 19 años que asisten a alguno de los 48 comedores del Movimiento Barrios de Pie -presente en 37 barrios del municipio-, un 49,38% presenta alguna variante de malnutrición.
Los índice más alarmantes son los de sobrepeso y obesidad, presentes en el de 22,42% y 24,61%de los encuestados, respectivamente. El bajo peso solo apareció en el 2,34% de los estudios.
En cuanto a los lactantes medidos (152 niños y niñas de 0 a 2 años), el estudio advirtió que “la alta prevalencia de los indicadores de sobrepeso (9,87%) y de obesidad (9,87%) por sobre el indicador de déficit por bajo peso (4.10%), es preocupante porque está comprobado que los aumentos excesivos de masa grasa desde incluso los primeros meses de vida predisponen al sobrepeso y la obesidad en la infancia y la adolescencia”.
Según señalaron, “en la mayoría de los casos, son factores modificables durante el embarazo (bajo o alto peso del niño al nacer, ganancia de peso excesiva de la madre, diabetes durante el embarazo), complementación de la lactancia materna con otras leches de manera temprana (en muchos casos por la necesidad de la madre de salir al mercado laboral precarizada sin contar con la posibilidad de amamantar al lactante) o causas prevenibles durante los primeros meses de vida (consumo de alimentos con alto contenido calórico pero bajo valor nutricional, complementación inadecuada de la lactancia materna)”.
Otro de los puntos en los que hace hincapié el estudio es en la atención sanitaria de estos casos en los diferentes espacios públicos de la ciudad. De hecho, los especialistas destacaron con preocupación que “la ineficacia del sistema sanitario para detectar y tratar a estos niños nos habla de que no solo las estrategias de prevención y promoción están fallando, sino también el derecho de esta población a acceder a una atención oportuna”.
“(Los resultados) ponen en evidencia la preocupante vulnerabilidad nutricional en la que se encuentra la población, que asiste a merenderos y comedores del Movimiento Barrios de Pie, que hoy estarían siendo afectados por una alimentación inadecuada para su edad, lo cual de no modificarse, abre las puertas a enfermedades tanto en lo inmediato como en la edad adulta. Limitando su crecimiento y desarrollo integral tanto físico como psicosocial, deteriorando su calidad de vida”, señala el informe.
Contexto económico
Por otra parte, el estudio también aborda la cuestión económica y social de los grupos analizados como otra causal del estado alimenticio de los niños, niñas y adolescentes del municipio.
Para ello, advirtieron que Índice Barrial de Precios (IBP) aporta información sensible a la hora de analizar la accesibilidad a los alimentos, afirmando que el proceso inflacionario creciente impactó fuertemente desde diciembre 2017 a diciembre 2018, ya que los alimentos de la canasta básica aumentaron en un 59%.
“Esto compromete seriamente las posibilidades de las familias de los sectores más vulnerables para cubrir sus necesidades nutricionales. Como se desprende de este relevamiento, que realizamos mensualmente, donde analizamos la variación de precios de los 57 productos que componen la Canasta Básica de Alimentos, se abre una clara brecha entre la suba de estos productos, los fuertes incrementos de tarifas y combustibles, en relación con los aumentos otorgados a las jubilaciones, los salarios mínimos y a la AUH, lo que provoca un fuerte deterioro en los ingresos de los sectores más humildes”, indicaron.
A su vez, advirtieron que “profundiza esta situación la incompleta oferta de las políticas públicas para combatir la
malnutrición”. Y agregaron: “Los comedores escolares, más allá de los anuncios oficiales, continúan brindando en su gran mayoría, menús con alto contenido calórico, pero baja calidad nutritiva, con escasa presencia de frutas y lácteos, y altos volúmenes de grasas, azúcar y sal. El presupuesto asignado, todavía insuficiente, debilita el rol prioritario de garantizar una dieta rica en nutrientes”.