Nota realizada por el Partido Solidario PBA.

El grupo mafioso que condenó a Cristina Fernández de Kirchner busca vaciar la democracia de contenido real porque quiere más: más negociados, más poder, más impunidad. Una ambición desmedida que solo cierra con menos derechos para las grandes mayorías (en lo laboral y previsional, a la salud y la educación, a la seguridad ciudadana, a la paridad de géneros y diversidades).

Legisladores del FDT rechazaron ayer la condena a Cristina y denunciaron la “mafia judicial”.

La Provincia de Buenos Aires, en especial los sectores populares y medios de sus 135 municipios, han sido y son víctimas de la mafia que integran jueces, empresarios, dirigentes políticos y periodistas venales.

Ese bloque delictivo, el mismo que endeudó al país y empobrece a sus habitantes al motorizar la inflación, acaba de concluir su farsa de juicio con la condena e inhabilitación a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Tras el fallo, la referente central del Frente de Todos demostró su entereza y valentía cívica, al denunciar el cúmulo de irregularidades del proceso y a los responsables de la maniobra dirigida a invalidarla y a quitarle derechos electorales.

Pese a esas intenciones mafiosas, Cristina fortaleció su envergadura política y ratificó su condición de conductora del movimiento popular al situar el verdadero eje de la discusión: el modelo de desarrollo con inclusión social sólo es posible sin lawfare.

La señal principal grupo mediático del país y sus sirvientes es clara: quienes no acepten las órdenes de ese poder espurio deben desaparecer de la escena pública. Para lo cual ofrecen como variantes la cárcel, el magnicidio y la proscripción.

Los mafiosos imaginan además un nuevo “orden” en las calles, con los díscolos disciplinados a palos, con “gatillo fácil” y violencia institucional. Solo así podrán retomar el plan que en Buenos Aires inició la ex gobernadora María Eugenia Vidal, al aplicar políticas destinadas a que solo unos pocos pudieran acumular riqueza y que derivaron en el cierre de miles de empresas y un drástico aumento del desempleo.

La hoja de ruta mafiosa ya la anticipó Vidal durante su gestión: menos hospitales públicos, menos universidades estatales, más “Gestapo” para liquidar la resistencia gremial, menos industria, menos créditos a PyMEs y menos impuestos para los sectores concentrados.

El Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, junto al del resto del país, supo enfrentar con éxito distintos intentos opresivos a lo largo de la historia. Esta ocasión no será distinta. Defenderá a Cristina de la injusticia y sabrá sostener sus objetivos de mayor equidad y fin de los privilegios, sean estos de grupos económicos, judiciales, mediáticos o de políticos cómplices.