Nuevos hallazgos retratan la fuerza con la que erupciones volcánicas sepultaron la aldea agrícola maya de Joya de Cerén, en el noroeste de El Salvador, hace más de 1.400 años. Cuarenta y dos años después de su descubrimiento, el sitio arqueológico sigue dando nuevas pistas acerca de la vida precolombina que se desarrolló en ese lugar y que se conservó, como en Pompeya, por la lava volcánica que arrasó con todo a su paso.

«La erupción de Loma Caldera (a unos 20 kms de la aldea) sin duda fue una erupción explosiva, los primeros estratos (de la superficie) evidencian bombas volcánicas, vemos que la gente huyó», explicó este jueves la arqueóloga Michelle Toledo.

En Mesoamérica se destaca el descubrimiento de Joya de Cerén como una cápsula de tiempo por ser el único sitio de una aldea prehispánica bien conservado donde se puede apreciar la forma de vida, así como rituales, agricultura, comercio, administración del espacio y hábitos alimenticios de ese periodo.

La Dirección General de Patrimonio Cultural y Natural del Ministerio de Cultura anunció ahora el hallazgo de una estructura, seis vasijas de cerámica con semillas carbonizadas, tres mazorcas de maíz y huesos de animales.

Las piezas y fragmentos de cerámica encontrados corresponden al período Preclásico tardío, del 400 a.C al 300 d.C, que se conservaron debido a la erupción de cuatro volcanes, entre las que figuran la del lago de Ilopango (535 d.C) y la del Loma Caldera (650 d.C).

Los especialistas indican ahora que la Joya de Cerén se caracterizó por su agricultura, como lo evidencian los cultivos de maíz y yuca encontrados. «Siempre se ha pensado que Joya de Cerén estaba en colinas, pero no es así. Hicieron nivelaciones (del terreno) para construir la aldea y para la irrigación de cultivos», precisó Toledo.

Las evidencias encontradas demuestran que, gracias al uso del agua de un río adyacente, los mayas tenían cultivos de maíz en diferentes etapas todo el año. En las excavaciones se puede observar la denominada tierra blanca joven, una capa de ceniza formada por el volcán Ilopango bajo la cual quedó sepultada la aldea donde «todo estaba pensado para la producción agrícola», según Toledo.
De Latinoamérica Piensa