Jerónimo Leguizamón, Diego Girasoles y Sebastián Pelliza relataron cómo fue el trayecto que hicieron y también reconocieron que habían tomado alcohol previamente, aunque especificaron que vieron a Sasso en condiciones de conducir y que hasta que arribaron a la zona de la costa “manejaba tranquilo”.

La audiencia realizada hoy puede llegar a ser clave en la consideración de los jueces del Tribunal Oral N° 1 a la hora de interpretar si existió “dolo eventual” en el homicidio de la joven por parte del imputado. Es decir, como el hecho ya está absolutamente probado, lo que deberán decidir los magistrados es la calificación del delito.

Para los abogados que representan a los familiares de la víctima, Maximiliano Orsini y Marcelo Savioli Coll, Sasso tenía conocimiento del peligro que existía al circular alcoholizado en su vehículo y además a alta velocidad. Según ellos, era consciente de que podía causar daño a terceros.

El letrado que defiende al imputado, Facundo Capparelli, en tanto considera que se trató de un “homicidio culposo”, lo que significa que no tuvo intención de matar. La diferencia entre las dos figuras presentadas reside en que la primera tiene una pena de 8 a 25 años de prisión, mientras que la segunda contempla sólo de 1 a 6.

Por eso, los testimonios de los tres jóvenes que declararon ayer, además del análisis del total de la prueba exhibida, servirán a los jueces Facundo Gómez Urso, Pablo Viñas y Juan Manuel Sueyro (reemplaza a Aldo Carnevale) para tomar una posición sobre la conducta que tuvo Sasso y así definir la condena que le impondrán en el fallo.

“Yo le decía que anduviera despacio”

Jerónimo Leguizamón fue el primero de los jóvenes en declarar durante la audiencia de ayer y contó que en la madrugada del domingo 4 de junio de 2017 Sasso lo pasó a buscar y fueron a la vivienda de Girasoles. Luego de tomar alcohol -lo cual también fue reconocido por los otros testigos- abordaron nuevamente el vehículo marca Renault Clio del imputado -modificado mecánicamente para alcanzar más velocidad- y se dirigieron a la costa.

Según Leguizamón, en el trayecto Sasso condujo “tranquilo” pero al momento de tomar la costa y “iba rápido”. Además, explicó que al imputado “le gustaban mucho los autos”.

“Yo en otras oportunidades, en charlas mientras comíamos algo, le había dicho que anduviera más despacio”, explicó ante una pregunta de Mauricio Varela, el abogado que representa a los amigos de Bernaola que sufrieron heridas en el siniestro vial. De todas formas, el testigo mencionó que aquella noche abordó el rodado de Sasso porque lo vio en condiciones de conducir, a pesar de que había tomado alcohol.

En otro orden, Leguizamón afirmó que luego de que Sasso atropellara al grupo de jóvenes que caminaba por la costa y Alberti, hecho que provocó la muerte de Bernaola, los amigos de las víctimas que salieron ilesos “lo querían linchar”. Entonces, agregó, desapareció unos minutos y luego volvió llorando cuando ya había llegado la policía. “Se entregó llorando y dijo que él era el que manejaba el auto”, indicó.

Por su parte, Girasoles y Pelliza reconocieron que los cuatro habían tomado alcohol antes de abordar el automóvil en el que se dirigieron a la costa. Ambos dijeron que iban escuchando música (uno dijo que el volumen era muy alto y el otro que no tanto), y el segundo mencionó que le pidió a Sasso que bajara la velocidad y hasta abrazó a su amigo cuando el conductor aceleró, como en broma por el temor que sentía en ese momento.

Ese pasaje del testimonio va en línea con la declaración previa de Leguizamón, quien en la etapa preliminar de la investigación -es decir, antes del juicio- había dicho ante los instructores judiciales que “por la forma en la que manejaba Sasso, se sabía que en algún momento algo le podía pasar”.