En abril bajó 0,9 por ciento interanual y en la comparación con marzo el retroceso fue de 2,7
La sequía impactó sobre el nivel de actividad en abril, mientras que en mayo se sentirán los efectos recesivos de la devaluación y, desde mitad de año, del ajuste acordado con el FMI. La economía está 3,5 puntos abajo de abril de 2015.

La actividad económica cayó 0,9 por ciento en abril con respecto al mismo mes del año pasado, informó ayer el Indec, mientras que la comparación frente a marzo mostró una baja del 2,7 por ciento. La economía acusó el impacto negativo de la sequía un mes antes de la corrida cambiaria que desembocó en una fuerte devaluación del peso y aceleración inflacionaria. En el primer cuatrimestre, la actividad económica acumula un alza del 2,4 por ciento gracias al desempeño del primer trimestre. Sin embargo, ese número irá decreciendo a lo largo del año a medida que se profundice el impacto negativo de la inflación sobre el consumo y el ajuste fiscal impulsado por el Gobierno a instancias del FMI. La estimación oficial ubica el crecimiento de 2018 en el orden del 1 por ciento.

El nivel que muestra la actividad económica en abril es un 3,5 por ciento inferior al mismo mes de 2015. El factor que explica el desempeño negativo es la fuerte caída de la cosecha del sector agrícola, afectada por la sequía. El último informe de la Bolsa de Cereales muestra que la cosecha de soja, principal cultivo del país, se ubicará esta campaña en las 36 millones de toneladas, lo cual implica una caída interanual del 37,4 por ciento, equivalente a unas 20 millones de toneladas menos. El informe del Indec advierte sobre una merma del 30,8 en el sector de agricultura, ganadería, caza y silvicultura. Es el peor abril desde 2009, cuando se registró una sequía que redujo al mínimo el rendimiento por quintal.

El resto de los sectores económicos de peso registraron una mejora interanual en abril salvo transporte y comunicaciones. La industria manufacturera creció un 3,1 por ciento gracias al aporte de la industria automotriz, la siderurgia e insumos de la construcción. La manufactura se vio beneficiada de una base de comparación baja, ya que en abril de 2017 había mostrado una caída del 2,6 por ciento frente a 2016, que también había sido muy flojo. Mejoró en abril la industria alimenticia, tabaco, papel y cartón, edición e impresión, caucho y plástico y metalurgia. En cambio, cayeron la industria textil, refinación de petróleo y sustancias y productos químicos. La actividad industrial continuó en abril 5,5 por ciento por debajo de 2015.

La actividad de la construcción registró en abril una suba del 10,2 por ciento. El informe sectorial del Indec da cuenta de fuertes avances en las ventas de insumos como pisos y revestimientos cerámicos, asfalto, hierro redondo para hormigón, placas de yeso, cemento portland y pinturas. El comercio mayorista, minorista y reparaciones subió un 5,5 por ciento en abril. El dato va en contra de otros indicadores sectoriales, como la caída que calculó el propio Indec del 2,1 por ciento en las ventas de los supermercados medidas en cantidades. En la misma línea, la CAME midió una baja del 3 por ciento en las ventas de las pymes. Por el contrario, el informe oficial de shoppings registró una mejora del 6 por ciento.

Entre los servicios también se destacó la suba en las actividades inmobiliarias, intermediación financiera, hoteles y restaurantes y electricidad, gas y agua, mientras que cayó transporte y comunicación. En el grupo de los bienes, mejoró la industria pesquera y minas y canteras.

La actividad económica irá en baja en lo que queda del año, al punto que cerraría 2018 recortando el crecimiento hasta un 1 por ciento, según la estimación oficial, lejos del 3,5 por ciento proyectado a principios de año. Varios factores que se suman a la sequía operan para determinar ese camino a la baja. En primer lugar, la corrida cambiaria que llevó el dólar desde el escalón de los 20 pesos hasta rozar los 28 en la actualidad. A esto se agregan las persistentes subas tarifarias y de la nafta que elevaron la proyección inflacionaria al orden del 30 por ciento para este año, lo cual implicará un fuerte recorte de poder adquisitivo de las mayorías que impulsan el consumo interno. La corrida también empujó a las tasas de interés a valores siderales que frenan la actividad productiva. Por otro lado, el acuerdo con el FMI tiene como condición la aceleración en el ajuste fiscal por parte del Gobierno. El recorte tendrá como principal destinatario a la obra pública, que tiene fuerte tracción sobre el resto de la economía.