Natalia concurrió al ginecólogo en un intento por asesorarse sobre la operación de ligadura de trompa, pese a que sólo buscaba información, recibió como respuesta de un profesional de la salud “que era muy joven para hacerse esta operación” y un desconocimiento absoluto de la ley 26.130

La Ley 26.130 establece que toda persona mayor de edad tiene derecho a acceder a la realización de las prácticas denominadas “ligadura de trompas de Falopio” y “ligadura de conductos deferentes o vasectomía” en los servicios del sistema de salud.

Con esta información sobre la ley, Natalia se presentó en la obra social para que un profesional le explique sobre la operación: “La semana pasado tuve turno con el ginecólogo, quería averiguar cómo era el procedimiento y los pasos burocráticos para hacerme la ligadura de trompa, esto es algo que vengo pensando hace varios años. Si bien busqué información por mi cuenta, quería escucharlo por boca de un profesional de la salud que me pudiera explicar el procedimiento”, cuenta Natalia al revivir la situación.

Al preguntar por los papeles que debía presentar en SUMA, el profesional le consultó el por qué de la decisión, al confirmar que no tenía hijos, rápidamente le anunció que era muy joven, como si ella no se hubiera dado cuenta.

“Le dije que no quería ser madre y nuevamente me preguntó la razón, le expliqué que era algo que venía pensando hace mucho tiempo y pese a las preguntas me di cuenta que estaba dando explicaciones de más, me estaba haciendo un cuestionamiento que no correspondía,” manifestó.

Ante el desacuerdo sobre la situación, Natalia se sintió echada del consultorio. El médico le dijo que debía  hablar con el Secretario General de la obra social para saber qué recurso judicial tenía que presentar para que le autoricen la operación. Además, cuando Natalia evidenció la Ley 26.130 el médico aseguró no conocerla.

“Si yo me lo quería hacer me dijo que él no se iba a negar, pese a que me estaba  negando la información sobre la operación. La base del derecho apunta a que no se puede dar por desconocida una ley, porque con ese criterio voy y mato a una persona y afirmo que no sabía que el asesinato era ilegal, me parece una actitud bastante grave,” aseguró.

Pese a todas estas preguntas, el médico la despidió del consultorio y le pidió que fuera a charlar con el secretario de la obra Social, que estaba ubicado en donde los pacientes esperan a ser atendidos y la gente realiza filas para pedir futuros turnos.

“El secretario no tenía ni idea sobre el Secretario General, me pidió un segundo para hablar con alguien y me dejó 10 minutos parada en la sala de consulta con todos mirándome, fue una situación súper incomoda”, detalló. Al volver le repitió que era muy joven y que no tenía hijos para tomar esa decisión, “nuevamente fue lo mismo, me dijo que lo pensara porque me podía arrepentir. Yo me pregunto ¿por qué me lo dijo el secretario? ¿Qué tiene que ver?¿Dónde estaba mi médico?”, denunció.

Luego de este escenario, le comentaron que le iban a dar una planilla en donde ella debía consentir la operación. Más tarde el médico pediría estudios pre-quirúrgicos y en base a eso le brindarían la intervención.

Pese a esto, Natalia afirmó que: “Aún no sé en qué consiste la operación más allá de lo que averigüé por mi cuenta, no sé en qué consiste el post operatorio, la tasa de reversión, ni nada, no me dieron información.”

Lara E. Franco – Redacción MdpYa