Con el casco puesto, Javier bajó de la moto con el pedido y se acercó al edificio de San Martín al 1800. De acuerdo con su propio testimonio, la clienta que había hecho el llamado le dijo por el intercomunicador que no iba a recibir el helado porque había tardado demasiado llevarlo.

Fue entonces que el delivery perdió los estribos y le dio cinco patadas y tres trompadas al portero. Incluso se puede apreciar que, luego de uno de los puntapiés, el joven comenzó a renguear. Por el ataque uno de los dos paneles del intercomunicador quedó hundido y tuvo que ser mandado a reparación.

Javier, luego fue despedido de la heladería, declaró a El Tres que el compañero que debía hacer las entregas sufrió el robo de su moto, por lo que él se hizo cargo de llevar los pedidos con su propio vehículo.

“La mujer me atendió y me dijo: ‘nene, ya estoy acostada, ahora no quiero el helado’“, contó el trabajador, y agregó que la clienta le reprochó que debería haber llegado más temprano y le advirtió: “Si seguís tocando voy a llamar a la Policía“.

Javier, estudiante de Medicina, pidió disculpas por su reacción y se comprometió a colaborar económicamente por el arreglo del portero eléctrico.

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