Por Lara Franco.

La familia monomarental es aquella que está compuesta por una madre y uno o varios hijxs. Hay muchísimas historias que se agrupan ante la ausencia de la justicia y de los padres, y son mujeres las que se abrazan, empatizan y dan impulso, porque si una se cae, se estrella la familia entera.

Ma. Cecilia Bertolino es periodista, escritora y militante. En 2014 se separó del progenitor de sus 3 hijxs: en ese momento, una tenía 7 años, otro 4 y el más chiquito 1 y medio. “Patee el tablero de mi historia familiar y de la religión, nada me satisfacía”, contó ante el micrófono de MdpYa. En 2016 se divorció con un acuerdo con su ex pareja: una cuota mínima para los chicos, “en ese momento representaba el 20% de los gastos que se necesitaba para cubrir algunos gastos, no todos, también, acordamos que tenga a los chicos un fin de semana cada 15 días, es decir, 4 días al mes. Él no lo quería firmar”.

Cecilia se quedó en Pinamar, estaba criando prácticamente sola a sus hijxs, en una ciudad desconocida porque no era de allí. Como si el panorama fuera poco, tampoco tenía trabajo. Durante todos estos años pasaron 5 abogadas que “no asesoraron correctamente, tampoco lucharon, hay que buscar abogadas feministas ante estos casos pero igual la justicia es patriarcal, asique también se traba ahí, pero no es lo mismo que te den por muerta cuando todavía estas viva.”

Vamos a llamar B al padre de lxs 3 niñxs, que de hecho, cumplió sólo un tiempo con la misera cuota del acuerdo que firmaron en un comienzo.

“Me quedé sola, sin casa y teniendo que alquilar, con una situación de deudas que me pasaban el cuello por la situación matrimonial. Por eso me separé, perdí casi una casa para pagar deudas, guardé unos dólares e hice malabares, así me di cuenta que iba a estar sola, el padre de los chicos no podía con su vida, era un machista de esos que cuando te separas te dejan sola con los chicos, fue un proceso durísimo.”

Cecilia empezó a procesar su historia escribiendo, para destilar rabia, hambre e injusticia. Pasaron 10 años de ese momento pero todavía llora porque la situación no cambia. “Llora el alma por la desolación y por la tristeza, se llora sin lagrimas por tanta miseria y egoísmo, por tanto, machismo.

Porque nada se resuelve en el piso, la periodista se formó y capacitó con hambre en la panza para poder darle una milanesa a cada uno de sus hijxs. Estudió, metió una tesis de grado y decidió contar historias de madres que aun permanecen en el closet, ancladas en familias tradicionales que todo lo callan.

Fueron grandes dolores de cabeza. Trabajó como periodista pero también en otros rubros, en donde pudiera llevar a sus 3 hijxs y también cuidar otros ajenos. Cuando pudo pagar niñeras reconoció que de alguna manera es “cambiar dinero”, y también se encontró con otro panorama: las niñeras muchas veces son también mujeres solas con sus hijxs, que se ausentan del trabajo para cuidar a los propios.

En 2018 le sacan a sus hijxs la Asignación Universal por Hijo porque el padre pasó de monotributista a responsable Inscripto.  Una gran alarma se activó: “Este ingreso era una semana de comida, la última semana del mes comíamos con eso, era muy importante. Él es sonidista e iluminador y había hecho eventos re grosos en ese tiempo, como trabajar para el show de Ricky Martin, un día apareció con un Toyota Hilux y nosotros no teníamos para comer”.

Para el Estado el padre era rico. Bertolino insistía en las oficinas de Anses que estaba divorciada, y desde el organismo le decían que eso había que arreglarlo con la justicia, que no escuchaba, que no veía, que no accionaba.

En su tesis escribe sobre esto y se encuentra con cientos de mujeres que compartían su historia. Empezó a dar charlas sobre distintos tipos de violencia, y cuando abordaba la violencia económica pedía en los talleres, “levante la mano las mamás que crían solas”, entre el 25 y 30% de las presentes levantaba la mano y ahí, estallaba el debate: madres, tías y hermanas, eran todas parte de un entramado que se repite hace siglos. Que injusticia.

“Para el Estado sigue la Patria potestad, porque los chicos tienen el apellido de los padres, es un gran tema que logramos meter un proyecto de ley que ahora duerme, pero es preciso cambiar la realidad”, aseguró Cecilia.

Lxs niñxs crecen. Hoy tiene 17, 14 y 11 años, y su mamá se emociona cuando habla de ellxs. “Se que están bien dentro de todo lo que hemos pasado, son muy lindas personas y voy a hacer todo lo posible por acompañarlos y no dejarlos solos.”

CONOCES LA RED DE FAMILIAS MONOMARENTALES?

Nació en pandemia a raíz de una charla por el incumplimiento de la cuota alimentaria de manera digital. Paola Urquizo, creadora de Familias Monomarentales, le escribe a nuestra entrevistada y le cuenta que estaba buscando alguien que pudiera abordar los temas, así se conformó un equipo de una periodista, otra psicóloga, otra antropóloga y dos abogadas, entre otras fundadoras. Se generaron reuniones con funcionarias y legisladoras para visibilizar el tema. El objetivo era impulsar la agenda mediática y salió una gran nota con Mariana Carabajal que les permitió llegar, en un momento en donde casi nadie hablaba de esto, pese a que muchos sabían que existía, pero hacían como que no pasaba nada.

  • La red creció y se sumaron compañeras y otras organizaciones como MOTA y la Red Criando Solas, allí se encontraron, trabajando a la distancia, y cada tanto, pudiendo coincidir en la presencialidad y llegar a los medios de comunicación. Por ese entonces también Mónica Fein (diputada del socialismo) había escrito dos proyectos de ley para presentar dentro del marco de la ley de Cuidados, que tuvo gran presencia hasta el año pasado en el Congreso pero que ahora duerme. La base de este proyecto fue a partir de los escritos de Cecilia Bertolino y de Claudia Hasanbegovic sobre Anses y las problemáticas de la falta de reconocimiento de las familias monoparentales del Estado, la otra se basaba en la creación de asistencia para la cuota alimentaria. Si los queres buscar, un proyecto se llama FACA y el otro está dirigido a la Anses… Todavía esperan su tratamiento.

Un aporte fundamental para tratar estos temas fue la creación del Ministerio de las Mujeres y Diversidades, que tuvo un informe cualitativo muy rico. Otra herramienta fue el índice de crianza de los gastos básicos que necesita un niño o niña, entre servicios, alimentos y hora de cuidados para vivir, peeeeeero, también estaría frenado pues no es ley y los jueces no lo aplican.

Esta situación se pone peor en madres con hijxs con discapacidad, que además de todo lo que necesita un ser humano para vivir, precisan también de diversas terapias y acompañamiento 24×7.

La lucha continua

Cecilia tiene una cuota designada por la jueza de Pinamar de $50.000 por 3 hijxs. ¿Cuánto sale un par de zapatillas? ¿un alquiler? Está claro que el ingreso que recibe por parte del progenitor de sus hijxs no es la adecuada. Y esta, repito, es sólo una historia entre millones. Argentina tiene una gran red de varones que si no aportan poquito, no aportan nada. 

“Hicimos tendedores de deudores alimentarios, acá también denunciamos a los juzgados que dilatan las causas en 20 localidades del país. Maternar es político, logramos que salga de debajo de la alfombra esta mugre, sabemos que es muy grande la lucha, en barrios populares la mayoría son madres solas, se lucha por trabajo registrado para trabajadoras comunitarias que son un montón, la problemática es enorme y no reconoce clase social.”

La precarización hace más difícil todo, el animo decae y cuesta militar. A mas opresión mayor expulsión de la militancia, porque se trabaja más, por menor dinero, y se sufre más por la falta de contención.

Las mujeres caen, lloran y se abrazan. También se llaman para contenerse, porque desde la justicia nadie atiende un teléfono. Las redes de mujeres son vitales, porque saben de empatía y solidaridad, porque pelean con uñas y dientes. Los títulos profesionales hoy no alcanzan, “de qué sirve en este país estudiar, parece la ley de la jungla. El problema no somos nosotras, es este gobierno y esta realidad económica, político y social, no puede ser el sálvese quien pueda”, analiza Cecilia mientras evalúa como darle de comer a sus hijxs, pagar el alquiler, comprar ropa, etc.

“Antes era desesperante pero ahora es peor, te imaginas que con estos índices de aumento de pobreza las primeras que caen son las familias monoparentales, si una familia con dos sueldos está en problema imagínate nosotras. Les mando un abrazo enorme a todas las que están en esta situación porque sabemos que necesitamos de lo colectivo para subsistir, también de ánimo, porque en un contexto en donde no hay esperanza, porque quienes tenemos los pies en la tierra sabemos que esto va a ser cada vez peor, hay que resistir, no morir, porque nuestros hijos e hijas nos necesitan vivas y fuertes”.

Guerreras de la historia, mamás, las que ponen el pecho, el salario y la voz. Recuerden a Juana Azurduy que venció a las tropas españolas en Bolivia en 1816 y liberó a su marido junto a 200 mujeres indígenas en su ejercito. “Si ella pudo, si las Madres de Plaza de Mayo pudieron, nosotras también. Somos las heroínas de esta historia, las que sostenemos la vida y soportamos prejuicios cuando salimos a luchar, no se rindan”.