Algunos sostenían carteles, otros mantenían en alto sus celulares, para grabar cada cosa que pudiese ocurrir. Los familiares de los tripulantes del buque hundido Rigel y un grupo de docentes del Centro de Formación Profesional 416 rompieron ayer el clima de algarabía por la inauguración de las playas equipadas de la provincia al exigirle a la gobernadora María Eugenia Vidal respuestas ante sus reclamos.

Por un lado, los familiares del buque hundido en junio se acercaron a las playas de la zona de Constitución para exigir que la gobernadora brinde respuestas sobre las circunstancias en la que sucedió el naufragio que arrojó nueve víctimas en el mar y colabore en la asistencia a las familias. Por otro, la comunidad del CPF 416 reclamaron por el cierre de la institución que, según señalaron, dejará a cerca de 15 docentes sin trabajo a partir del 28 de febrero del año que viene.

Los manifestantes se acercaron cerca de las 11 de la mañana a la playa de Constitución con la intención de visibilizar cada una de las situaciones, pero no fue hasta la llegada de Vidal que desplegaron banderas y comenzaron a los gritos.

En un afán de apaciguar los ánimos, secretarios de Gobernación se acercaron a los manifestantes e intentaron recibir los reclamos, para encontrar así alguna solución. Sin embargo, nada pudo evitar que la gobernadora diera su discurso en medio de un fuerte griterío.

Es que el dolor es grande, la indiferencia también, por lo que los familiares convivien a diario contra ambas cosas y luchan por sus seres queridos. Los quieren de vuelta. Y se hacen oír.