Una causa donde se lo acusaba de ser autor de un homicidio. El Fiscal al llegar el juicio no acusó, en las pruebas y los testigos no había nada para incriminarlo, más aún, un testimonio de identidad reservada sindicaba la persona que habría cometido el crimen. Este falleció, al igual que ocurrió con la acusada de ser la instigadora que murió en la cárcel esperando ser juzgada.

Que un inocente tuviera que esperar 17 años para que la justicia reconociera que era inocente del crimen que se le imputaba ocurrió en nuestro Departamento Judicial, donde una mala instrucción de la causa, el interés policial para que se lo acusara (VER ABAJO: “Imputado de crimen …) y el paso de 7 Fiscales durante la investigación lo hizo posible.

Antonio Benítez Lugo, un ciudadano paraguayo radicado en La Costa, no fue victimario sino víctima de un proceso judicial donde el único norte era lograr su condena, hasta que el Fiscal luego de dos oportunidades en que el juicio se suspendió, en el tercero y luego de escuchar testigos, valorar los elementos que lo incriminaría, y de conocer la declaración de un testigo de identidad reservada –al comienzo de las actuaciones- que señalaba a otra persona como autora o cómplice, con responsabilidad decidió no acusar, siendo en consecuencia el procesado sobreseído.

Para hablar del proceso, quizás mejor dicho del calvario que este humilde trabajador debió atravesar, en el Estudio de su abogado, el Dr. Federico Fourquet, conversamos con él y le preguntamos el significado de haberse demostrado su inocencia.

Decía: “quería que llegue este momento. Porque para mí ser inocente y venir de una familia que toda la vida vivió en el campo, luchó para ganar su platita, y que después te acusen de cosa semejante, duele. A mí me dolió mucho, realmente sufrí, traté de no demostrárselo a mi familia.

Había llegado a nuestro país con muchas ilusiones, ¿cómo sintió cuando le pusieron el dedo acusador encima? ¿Pensó que era un error o que era grave como ocurrió realmente?
El primer tiempo la acusación era muy directa, yo ya sabía que era grave. No es que llegó por la boca de alguien, llegó directamente de la policía, apretando, diciendo “dónde estás, qué hiciste, qué”. Y uno se siente, encima que está en un país ajeno, maneja poco la lengua, el idioma.

¿Tenemos modismos distintos?
Sí, hay otros códigos, ellos te hablan más rápido y no se frena.

¿Cómo se sintió en ese momento? ¿Qué pensó, qué recuerda?
Me acusaron de un crimen y después de eso, enterarme que decían que estaba enterrado debajo de su casa, fue peor. Se decía que yo maté a ese hombre, lo enterré en un terreno baldío, y después compré ese terreno y me hice la casa arriba. Rompieron toda la casa y no hallaron nada.

¿No tuvo temor que alguien lo hubiera enterrado allí?
Sí. Yo decidí no querer ver más cómo me estaban destruyendo la casa, hablé con un jefe (policial) y le dije “yo trabajo en Buenos Aires” tengo compromisos, me vuelvo, no quiero ver como destruyen mi casa, porque no hay nada acá. Y el jefe de policía me dijo “dejá a alguien porque te pueden tirar un muñeco” en la casa. Entonces puse una abogada y dejé a mi familia siempre ahí, los 22 días que trabajaron. Tuve miedo.

¿En todo este proceso estuvo acompañado con su familia, amigos?
Siempre, es fundamental. Siempre tuve amigos buenos. Justamente estábamos hablando con el doctor (Fourquet), personas, empresarios, que estuvo al lado mío aconsejándome de no faltar a ninguna citación. Nunca falté y eso me ayudó mucho.

Pero tuvo también que estar detenido en la cárcel, ¿fue difícil?
Sí, en Posadas fue de terror. Yo iba a Paraguay y ahí me detuvieron. Un día estuve en la frontera con Gendarmería, después me llevaron a la Comisaría Primera de Posadas donde estuve 10 días, los 10 días sin comer. Mi hermano me traía comida pero ellos no me la pasaban, cosas sólidas no pasaban, tomaba tereré y mate.

Cuándo lo detienen en la frontera lo consideraban prófugo. ¿Cuénteme qué trámites había hecho en nuestro país que demostraban lo contrario?
Para ellos estuve prófugo por 4 años. Me acuerdo muy bien, en noviembre de 2010, también 2011 hice una denuncia, porque había hecho una obra y no me pagaban, yo dejé la obra, se pudrió alguna madera, el dueño vino, entró a mi casa, se llevó una tele y algo, nosotros no estábamos, hice la denuncia. Eso creo que fue en febrero, en marzo yo estaba en la frontera, preso.

¿Sabiendo la policía o la fiscalía que usted estaba en La Costa?
Prófugo por cuatro años. Y en esos cuatro años yo compré auto, vendí auto, cambié mi DNI en Argentina.

¿Lo detienen cuando viajaba hacia Paraguay?
Sí, iba con mi hermano Bartolo y mi sobrino Gracián. Yo no le avisé ni a mi esposa que iba a Paraguay. Trabajaba en Buenos Aires en una obra, estábamos por terminar y compré un auto. Me habían robado un Fiat Siena, me pagaron el seguro y me alcanzó para comprar un auto nuevo, me lo entregaron el 22 de febrero. Fui a la obra y me dijeron por qué no le dábamos una sorpresa a mamá y a papá (en Paraguay). Y bueno dije, vamos, era viernes, pagamos a toda la gente y a las cinco de la tarde salimos sin avisarle a nadie. Llegamos a las 3 de la mañana a la frontera, y ahí ya estaba preso.

¿De allí lo trajeron a La Costa?

Me trajo creo que la Interpol. Una película lo que pasé. Después de 10 días de estar preso en Posadas me salió que tenía que presentarme acá en el juzgado, que podía quedar libre o preso. Entonces pasaron por la comisaría los del Interpol en combi, me subieron, me pusieron unas esposas que tenían una cadena larga, de un metro, agarrada al piso con un gancho. Me dieron un tacho para hacer pis y agua. Cuando ello subieron (los de Interpol) me dijeron que no me conocían, ni yo a ellos, que lo que pasaba ahí, ahí quedaba o no llegaba. Fuimos, no sabría decir en qué parte pero era una frontera en un monte, donde estuvimos desde las 10 de la mañana a las 4 de la tarde esperando un cargamento. Cargaron valijas y valijas, todo envuelto en nylon. La combi era para 10 presos y a mí me pusieron al fondo, en el pasillo, todo lo demás se llenó con ese cargamento. Y de ahí vinimos. Una sola parada hicieron a cargar combustible, y después entraron a Vicente López, pude ver por la ventanita. Entramos creo que en un country, porque escuché que paraban, mostraban sus documentos, y después cuando salieron mostraban sus documentos, así que cárcel no era. Allí bajaron la carga. De allí la combi parecía un avión, teníamos que llegar a las 10 de la mañana. Después vi por televisión que cayeron, traían droga, o sea que no era la primera vez que lo hacía Interpol. Es una historia que viví, se la conté al abogado, nada dije hasta hoy porque me amenazaban para no ver.

¿En Dolores quedó preso?
Estuve 6 meses y 4 días preso, una historia tremenda. En la cárcel me convertí en cristiano, creyendo en Jesús como salvación. He vuelto como 6 o 7 veces a esta misma cárcel donde estuve preso, pero como predicador. Hice amigos adentro y vi la necesidad de muchos, entonces me comprometí con ellos de que si salía iba a volver. Y volví. Primero a visitar un hermano de la Iglesia, y ahí armamos que entraba como predicador y lo sigo haciendo. Tengo una iglesia grande en Mar del Tuyú, en Alejandro Korn, en todos lados.

En su momento declararon su falta de mérito, fue también sobreseído. ¿Qué sintió cuando la Cámara revocó y lo envió a juicio?
Yo no creía que íbamos a llegar a juicio porque sabía que era inocente. Para mi decía, ¿por qué la Justicia no trabaja, podría haber hecho un trabajo mucho mejor y no pasar por este proceso? Pero también comprendía que era necesario para que se limpie uno con la verdad uno, yo ahora quedé limpio.

¿Cómo se sintió cuando supo que la persona que quizás fuera responsable del crimen, que está muerto, estaba mencionada en la causa desde el principio y lo hubiera a usted liberado? ¿Sintió que la justicia argentina no respondió?
La justicia nunca respondió. Lo pude ver y decir, porque siempre estuve por Mar del Tuyú y por Buenos Aires. Para mí el primer fiscal no estuvo a la altura del caso, además me maltrataba verbalmente.

¿La policía, como lo hablaba con el abogado, lo sindicó a usted dejando de lado a quién era responsable?
Yo puedo decir de un policía que a mí me odia, hasta ahora en estos días. Yo trabajo en Costa del Este, hago construcciones, cuidos casas, él también. A veces nos cruzamos, antes me apuntaba con el dedo, ahora no me puede mirar. Él fue el que armó esta causa hacia mi persona.

¿Para qué quedara oculto quizás ese personaje que tenía mucho más que ver?
Sí, después que pasó el juicio eso quedó mucho más claro. Yo estaba metido porque ellos (la policía) querían que lo estuviera.

¿Qué sintió cuando el Fiscal dijo que no iba a acusar?
Un gozo de verdad, lo que viví en la cárcel se vino todo a la mente. Aunque yo me había preparado para volver a la cárcel, porque sabía que una justicia que no estaba actuando bien podía inventar cualquier cosa. Le dije a mi familia, el Evangelio me preparó, si tengo que volver a la cárcel voy a volver. Y me preparé, tenía mucha fe, todos me decían que mi abogado era muy bueno, que no se vendía, y así fue.

Las dos personas involucradas están muertas y no fueron juzgadas. Hoy, ya limpio de esa carga que le endilgó la justicia, ¿cómo se siente ante su comunidad?
Veo un cambio, gente que no veía hace años llega ahora a mi casa. Cambió la sociedad, cambió la iglesia. Tuve que contar un testimonio con la iglesia llena en Alejandro Korn, más de 500 personas. Porque todos sabían del proceso que yo estaba pasando. Tuve que contar como ahora, desde el principio hasta el fin. Y fue impresionante el cambio en la Iglesia.

¿Lo ayudó mucho contarlo en público?
Sí, desahogarme.

Hemos hablado de usted, quiero preguntarle, ¿conocía a la víctima, al señor Giglio? ¿Había algo que lo pudiera involucrar con el crimen?

Le dije a la hija cuando terminó el juicio, nunca vi a su papá, ni conocía su casa. Cuando salí de la cárcel pasé a mirar la casa, para ver que pasaba por ahí. La verdad es que estuve en el lugar donde no tenía que estar en ese tiempo, y compré una cosa que no tenía que comprar, el terreno que usaron como excusa para involucrarme.

Me contó su abogado que usted en ese momento no tenía documento, que enviaba a través de su familia dinero a Paraguay, el que le sirvió para comprar ese terreno que terminó involucrándolo en el crimen.
Lo enviaba mi hermana o yo con documento paraguayo, porque el DNI (argentino) me salió después de 6 años.

Abogado: “cuando compra el terreno, como no lo puede poner a su nombre ya que tiene cédula de identidad paraguaya y no DNI, lo pone a nombre de una hermana. Se dijo que quiso ocultar la compra. Los giros los hacían a Paraguay vía Western Union, enviaba pesos, allá compraban dólares, con lo que había mandado a lo largo de los años compró el terreno que le endilgaron había sido como pago del crimen. Esos giros fueron acreditados en el expediente.

¿Y a Lidia Benítez, acusada de instigadora del crimen, la conocía?
Yo no, mi tía Eleonora Lugo la conocía de la peluquería. A mi tía también la involucraron.

Abogado: por la peluquería dijeron que había como una situación sentimental entre Antonio Benítez Lugo y Lidia Benítez, coincide la desaparición de Giglio con la compra del terreno. Entonces dijeron “estos dos eran pareja, se pusieron de acuerdo, se quedaron con el dinero…”.

¿Ud. es de apellido Lugo, tiene relación con quien fuera Pesidente de Paraguay?
Sí, es mi tío.

¿Usted estuvo procesado por un crimen, su tío no intervino?

Mi mamá habló con mi tío. No sé si fue por su intermedio que vinieron abogados del Consulado a conocer de la causa, pero nada más. Yo tuve un problema y la justicia ni de eso se dio cuenta. En Posadas me robaron la billetera, me llevaron todos los documentos, fue en 2010. Sin documentos no podía pasar al Paraguay, fui al Cónsul de Posadas y no me querían hacerlo, porque no tenía ni cédula ni DNI ni nada. Estando en la plaza me acordé y me dije si decía quien era mi tío seguro me lo hacían. Volví y en 10 minutos me lo hicieron, ni me cobraron, con ese DNI pasé la ruta.

¿Qué querría transmitir en este momento?
A mí me ayudó muchísimo Dios, la fe obra a favor de un llamado. Yo seguramente tuve el llamado, por eso pasé semejante proceso, porque tengo con que presentarme delante de los que más necesitan.

Abogado: Antonio siempre tuvo como un ángel especial, aún adentro de este proceso. Pasó situaciones muy traumáticas, de mucho riesgo, pero su personalidad ha permitido que él encuentre lugares de seguridad en momentos de mucho riesgo.

Imputado de crimen de jubilado era inocente

Asesinado en 2002 en Mar del Tuyú. En el juicio se develó la identidad de quien podría haber sido el cómplice de la mujer imputada por el crimen, ambos ya fallecidos. Una causa que aparece “empiojada” por la policía, procurando que la investigación se volcara sobre un ciudadano paraguayo.

Hace pocos días se realizó un juicio oral al que fue sometido un ciudadano paraguayo imputado por un crimen perpetrado en 2002 en la localidad de Mar del Tuyú, no tratándose de un caso más ventilado en nuestros Tribunales, sino una muestra de una causa “empiojada” por la policía que hizo que el imputado debiera esperar 17 años para que se reconociera su inocencia.

En abril de 2002 Lidia Beatriz Benítez, quien era pareja de Domingo Giglio -un jubilado de 67 años-, denunció su desaparición presuntamente ocurrida en Mar del Tuyú. En el 2010 el cuerpo del desaparecido fue hallado enterrado en un predio lindante a la que era su vivienda, siendo la mujer detenida mientras se iniciaba la búsqueda de un albañil paraguayo sindicado como autor del crimen. La pareja del asesinado, fue imputada como “Instigadora”, falleciendo en la cárcel mientras esperaba ser juzgada.

La imputación sobre el albañil Antonio Benítez Lugo se construyó en base a lo que se dijo era una estrecha relación entre éste y la coimputada Lidia Benítez, como también el supuesto progreso económico que había experimentado tras la desaparición de Giglio.

Sin embargo en el juicio esto no se probó, más aún, se conoció una declaración con “identidad reservada”, donde el testigo señalaba una conversación entre la mujer y un familiar hablando de dónde enterrar el cadáver, habiendo sido este último la persona que tras la desaparición del jubilado había también a vivir a su casa.

Precisamente cuando a éste se lo intentó investigar, un oficial de policía desechó que se lo hiciera con el sólo argumento “es un buen pibe”, señalando a Benítez Lugo y construyendo el relato que la justicia receptó.

Finalmente el pasado 10 de septiembre en el Tribunal en lo Criminal nº 1 Departamental, luego que el Fiscal desistiera de formular acusación los Jueces por unanimidad resolvieron “sobreseer” a Benítez Lugo (de 41 años) por el hecho que había sido requerido a juicio.

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