Por Ezequiel Navarro – secretario general de CTA-Autónoma.

Nuevamente se conocieron cifras que no se pueden desmentir y que a la luz de los hechos parecen quedarse cortas: 55% de pobreza, 18% de indigencia, desocupación en aumento, continuidad de despidos, pymes que cierran y salarios cada vez más erosionados.

En Misiones se encendió una alarma y se pusieron en evidencia las consecuencias del desfinanciamiento que Milei ha decidido en perjuicio de las administraciones provinciales, sus trabajadores y sus economías regionales.

  • Mientras todo esto sucede fronteras adentro, el presidente asistió -con todos los gastos pagados por el Pueblo argentino, sin agenda oficial y sin reuniones con socios comerciales- al encuentro ‘Viva 24’, la “fiesta patriótica” organizada por Vox, para codearse con lo más rancio del neofascismo europeo. Allí se dio el lujo impune de agredir con verborrágica violencia a funcionarios del Gobierno español, a la esposa del presidente y a los representantes elegidos por las y los ciudadanos españoles, generando un conflicto sin precedentes, que escaló al punto de que España retire a su embajadora de nuestro país… y promete seguir escalando.

En consonancia con ese sinsentido, el Secretario de Culto -quien también fue parte de la comitiva que acompañó al presidente al encuentro nacionalista, antiinmigración, xenófobo, antifeminista y diversofóbico-, cuestionó derechos como el divorcio, el matrimonio igualitario, la ESI y -por supuesto- la ley de aborto, apelando a recuperar -según su ideología- los “valores tradicionales conservadores” y cuestionando los avances en materia de derechos y libertades individuales, muchos de ellos conseguidos con extensas luchas desde la recuperación de la democracia.

Es claro y queda cada vez más en evidencia que Milei y todo su espectro de funcionarios, militantes y adeptos son enemigos del rol del Estado, del pueblo trabajador, de los derechos conseguidos a fuerza de lucha, del abrigo de las políticas públicas y de la inclusión social, pero por sobre todas las cosas: Milei odia la democracia, no cree en ella y no está dispuesto a gobernar para la concordia y la paz.

Milei se alimenta de violencia y conflicto.
Las consecuencias son nefastas y están a la vista.