Este jueves, la ciudad amaneció con una buena noticia: a pesar de la cálida jornada, las playas estuvieron vacías. Largas colas en los bancos, para darse la vacuna antigripal e incluso para los supermercados, pero hoy la costa no fue merodeada por vecinos y vecinas incumplidores. Se cumplió, en este sentido, el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio.
Pero esto no opaca todo lo mal que puede estar sucediendo durante la «cuarentena» en Mar del Plata, extendida por el Gobierno Nacional hasta el domingo 26 de abril, inclusive. La semana comenzó con poco movimiento pero a medida que transcurrieron los días, el tránsito de personas volvió a ser normal y este jueves, de locos.
Las avenidas principales estuvieron llenas de autos, por lo que no hubo lugares para estacionar; numerosos comercios abiertos; filas eternas en el Correo Argentino; colas de tres cuadras en la Zona Sanitaria VII, sin respetar la distancia social; y la lista es interminable. Una vecina consultada, sostuvo que «no hay controles de nada para circular en la calle. Los únicos controles son en los mercados donde hacen pasar de a poco, pero en la calle nada y hay mucha circulación», agregó.
Las zonas que siguen «al pie de la letra» la «cuarentena» son, como ya decíamos, la costa, Güemes y parte del centro; pero los demás barrios, viven como si nunca se hubiese extendido el Aislamiento Social. Desde la zona sur de Mar del Plata, incluso aseguran que las personas que viajan en colectivo para trabajar no tienen en cuenta la distancia de 2 metros ni el uso de barbijos y guantes; siguen viajando hacinados.
Pero aquí tengamos en cuenta lo más importantes aún: los más afectados, que justamente constituyen el grupo de riesgo en esta pandemia del COVID-19, son los jubilados. No solo por falta de medidas que colaboren con su desenvolvimiento, en varios cosas, obligatorios (porque no cuentan con nadie más), sino por los demás marplatenses que tampoco acatan en su debido modo el Aislamiento Social.
La Defensoria del Pueblo de General Pueyrredon denunció que, en las últimas semanas, se vio desbordada de llamados por distintas temáticas, sobre todo por sobreprecios y abusos comerciales, falta de comercios abiertos donde pagar los impuestos y de dosis para la vacunación antigripal, al igual que los reclamos por trámites vía online que la mayoría de las personas mayores no pueden realizar y la falta de atención en algunos hospitales, salvo que sea un caso grave. En general, las personas de 65 años para arriba mostraron su disconformidad sobre que la Defensa del Consumidor no atiende los reclamos ni telefónicamente.
Ni siquiera la poca frecuencia de colectivos impide que las personas continúen desplazándose por la ciudad como si nada ocurriera. Por ejemplo, este miércoles se realizaron controles en la esquina de Luro y Perú. El subsecretario de Movilidad Urbana, Dante Galván, dijo que «el 60% de las personas circulaban sin el permiso correspondiente».
Informó que el operativo «constaba en hacer descender a todos los pasajeros para conocer si tenía el permiso para desplazarse y a las personas que no lo tenían se les labró un acta y dejar que sigan su viaje en el siguiente colectivo. A los reincidentes se los envió a la comisaría para que se le inicie un acta correspondiente».
Mientras tanto, el intendente Guillermo Montenegro insiste con el mensaje a la comunidad marplatense de respetar la cuarentena, destacando los resultados que se han obtenido en el país y en la ciudad. Anticipó que no cederá a los pedidos de ciertos sectores comerciales e industriales para «flexibilizar» el aislamiento y retornar a la actividad habitual que garantice la continuidad a futuro.
¿Hasta cuando el empresariado seguirá poniendo el derecho del trabajo sobre el de la vida y la salud? ¿Cuántos días más tienen que pasar para retornar a lo sucedido a mediados de marzo, cuando los marplatenses celebrábamos el alto acatamiento del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio? ¿Para que retroceder luego de tanto avance? Lo sabremos en las próximas semanas, en futuros informes, en la nueva extensión de «cuarentena» que puede llegar a venir de arriba.