Desde el año 2010, en General Pueyrredon existe el Programa de control y muestreo de contaminantes químicos y biológicos frutihorticolas frescos, dependiente del área de Bromatología municipal. Este programa nació luego de una denuncia penal interpuesta oportunamente por la organización Bios, luego de que el  Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) advirtiera un alto nivel de residuos de plaguicidas en frutas y verduras de consumo humano en nuestra ciudad. Es decir, consumimos veneno. “El Programa está siendo dejado de lado” alarma Silvana Bujan, fundadora de Bios, en diálogo con MdpYa. 

Que mayormente se utilizan agroquímicos, pesticidas y diversos tipos de venenos para trabajar la tierra es innegable. El Programa de control y muestreo de contaminantes químicos y biológicos frutihorticolas fresco tiene como responsabilidad medir la dosis presente en las frutas y verduras que consumimos. “Los profesionales de Bromatología tenían que tomar las muestras de diferentes sitios, sean productores primarios (o sea, en campo), sean supermercados, verdulerías de barrio, ferias verdes, etcétera, y analizar si los limites máximos que se encontraban allí estaban bajo los límites permitidos o no” resume Bujan. Sin embargo, en la actualidad, la referenta actualiza: “los presupuestos para el área de Bromatología se redujeron, y en este año hubo varios meses en donde no se hizo ningún análisis”. Entonces, ¿qué estamos comiendo?

La preocupación se desglosa en dos grandes categorías: el Estado municipal se retira del control de la salud y la alimentación de marplatenses y batanenses, y las muestras y la información existente no alcanzan para conocer la situación actual.

Silvana Bujan detalla que “cada vez se hacen menos análisis, hay menos presupuesto para hacerlos. El municipio no cuenta con tecnología adecuada para esto, por lo cual tiene que tercerizar la realización de los análisis. El dinero cada vez es menos, las muestras son cada vez menos”. Si hay muestras, no hay garantías de que se puedan estudiar debidamente, por la quita de presupuesto.

“Además” continúa Bujan “Lo más preocupante es que no podemos hacer una suerte de estadística correcta porque las muestras son tomadas de manera arbitraria: un año se toma un tipo de verduras, otro año se toma otro tipo de verduras. Por ahí se analizan ciertos químicos, otro año se analizan otros químicos. Por ahí se estudian periodos de varios meses, por ahí son periodos de semanas. Con lo cual no podemos tener una idea de si estamos mejor o estamos peor”. Así, no se pueden realizar análisis comparativos ni observar la evolución del trabajo frutihortícola sobre nuestros alimentos.”

La preocupación desde la fundación Bios es, cual juego de mesa, tener que volver al primer casillero. “Este programa no puede ser llevado al olvido y el Municipio lo está dejando en el olvido. No se trata de quién está a cargo, se trata de que alguien se haga cargo, debe haber responsabilidad sobre la salud e la población y sobre lo que comen”.

El objetivo, entonces, es buscar una reunión con autoridades locales “para que expliquen porqué se esta dejando morir un programa que empezó tan celebrado, que la gente incluso se recostó en esta sensación de ‘el municipio nos protege’ y que lamentablemente esto no es así” concluyó Bujan.