Mientras el Fondo Monetario Internacional (FMI) presentaba en Davos sus estimaciones económicas para 2019, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hacía lo mismo en Nueva York.

Además de la distancia geográfica, las cifras de ambos informes también se alejan entre sí. Mientras que para la entidad que conduce Christine Lagarde la economía global crecerá un 3,5% este año y 3,6% el que viene, el organismo que preside António Guterres estimó que el ritmo de crecimiento estará en torno al 3% tanto para 2019 como para 2020.

Al presentar la Situación y Perspectivas de la Economía Mundial (WESP) 2019 de las Naciones Unidas, Guterres advirtió: “Si bien los indicadores económicos mundiales siguen siendo en gran medida favorables, no cuentan toda la historia”.

“A primera vista, el crecimiento económico mundial parece firme, pero está encubriendo riesgos y desequilibrios que no salen a la superficie”, reza el informe de la ONU.

En detalle, las estimaciones prevén que el crecimiento global se mantenga estable en 3% en 2019 y 2020, luego de una expansión de 3.1% en 2018.

Sin embargo, para la ONU cada vez hay más indicios de que el crecimiento podría haber alcanzado su punto máximo: “El crecimiento de la producción industrial mundial y de los volúmenes del comercio de mercancías viene disminuyendo desde principios de 2018, especialmente en los sectores de bienes de capital y bienes intermedios en los que el intercambio comercial tiene un peso significativo”.

A esto se suma que los principales indicadores señalan un debilitamiento del impulso económico en muchos países en 2019, debido a las disputas comerciales, riesgos de tensiones financieras y de volatilidad y un trasfondo de tensiones geopolíticas.

“Las cifras que se publican ocultan las fragilidades y los reveses de muchas economías en desarrollo y el ritmo desigual del progreso económico en todo el mundo. Si bien las perspectivas económicas a nivel mundial han mejorado en los dos últimos años, en varios países en desarrollo de envergadura se ha producido una disminución de los ingresos per cápita”, consigna el organismo.

Para Argentina, las estimaciones no son alentadoras. Si bien se prevé una mejora respecto a 2018, en 2019 el PBI argentino también caerá, pero la cifra será menor (pasando de -2,8% a -1,8%). Mientras tanto, para 2020 se espera una expansión promedio a nivel local de 1,2%.

“En Argentina, los grandes déficits fiscales y de cuenta corriente, combinados con la incapacidad del gobierno para controlar la inflación, llevaron a un pesimismo creciente en las perspectivas de la economía. Medidas de emergencia, como aumentar la tasa de política monetaria y el acuerdo stand-by con el FMI, han calmado temporalmente a los mercados. Sin embargo, con la economía entrando en recesión en medio de una severa austeridad fiscal, el panorama es incierto”, advirtió la ONU.

En este marco, el informe da cuenta de que a nivel global, el crecimiento económico es “desigual” y “con frecuencia no llega a donde más se necesita”. Incluso cuando el crecimiento per cápita es fuerte, a la ONU le preocupa que dicha actividad económica “a menudo es impulsada por las principales regiones industriales y urbanas, dejando atrás las áreas periféricas y rurales”.

Entre los riesgos que identifica el organismo para las economías mundiales, enumera la escalada de disputas de política comercial, inestabilidades financieras vinculadas a niveles elevados de deuda, y el aumento de los riesgos climáticos.

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