Por Adriana Derosa.

Los sábados del verano, la sala Cuatro Elementos de calle Alberti al 2700 presenta la obra “Charlotte, ¿vida? o ¿teatro?”, escrita y dirigida por Lalo Alías. La pieza cuenta la historia de Charlotte Salomon, una pintora alemana de origen judío que se refugió en Francia en la década de 1940. Su obra es verdaderamente impresionante, y ha sido rescatada para que permanezca custodiada en un museo de Amsterdam.

La vida de Charlotte estuvo sembrada de dramas personales, que se cruzan con la persecución política étnica de la Segunda Guerra Mundial. En medio de semejante escenario, surge la mirada viva y lúcida que la artista lanza acerca de la sociedad alemana, mientras se perfila lo peor en Europa. La particularidad es que se trata de una joven veinteañera que tuvo la densidad suficiente como para dibujar con precisión el ascenso del nazismo. Su obra maestra, “¿Vida? o ¿teatro?”, incluye de 781 aguadas, textos y piezas musicales.

Algunas de estas obras son verdaderamente inquietantes, y juegan con textos escritos sobre cuerpos lánguidos. Reproduce las impecables filas del ejército alemán, la enorme bandera que portan como un estandarte estampado con la Esvástica, y al fondo, una ciudad gris.

Ahora bien, ¿cómo realizar la trasposición estética necesaria para que esta multiplicidad de elementos pase a la escena teatral? Alías ha elegido precisamente eso: la multiplicidad. Diversidad en los recursos y dispositivos escénicos puestos al servicio de contar una historia con muchos elementos, cuya línea dramática se bifurca como una rama. Para ello, cuenta con actores de experiencia, Pedro Benítez y Rosita Pelaia, que interpretan a los padres de la pintora, quien toma vida en el cuerpo de Sol Villarreal. Cada uno de ellos se repartirá luego en otros roles, personajes que pertenecen tanto al mundo de los vivos como de los muertos

El director recurre a proyecciones y al apoyo del audio, en su búsqueda de que este pedazo de la historia mundial -que es una aplanadora- llegue el público. A modo de ejemplo, la calidez de la escena en el andén con un simple y efectivo dispositivo escénico. Y la escena que muestra la crueldad de los nazis, muy lograda desde la actuación.

Una propuesta creativa, lo que necesitamos para que el espectador se conmueva también con el juego entre lo verídico y lo estético. Véanla.

Foto: Marcelo Nuñez