Una avalancha de lodo de residuos contaminantes arrasó con la ciudad de Brumadinho, en el estado brasileño de Minas Gerais. Más de doscientas personas permanecerían desaparecidas bajo el barro que fluyó tras la ruptura de una cadena de represas, que contenían los líquidos residuales de una mina de hierro explotada por la multinacional brasileña Vale. Tres años atrás, la misma empresa provocó el mayor desastre ambiental brasileño por el rompimiento de otros dos diques en la localidad de Mariana, a solo 150 kilómetros de Brumadinho. “¿Cómo decir que aprendimos algo con Mariana?”, admitió el presidente de Vale, Fabio Schvartsman, en referencia al desastre natural de 2015 y reconoció que puede haber muchas víctimas.

Tras conocerse la ruptura de las represas de contención de residuos, la empresa emitió un comunicado en el que se limitó a adelantar la suerte que habrían corrido sus propios trabajadores: “Había empleados en el área administrativa, que fue afectada por los residuos, indicando la posibilidad, aún no confirmada, de víctimas”. Más tarde, se precisó que los operarios en la zona llegaba a 300, entre los de la multinacional minera y los tercerizados, de los cuales solo 100 habían sido localizados.

Las primeras declaraciones del titular de la multinacional llegaron horas después de que se difundiera la noticia, cuando las imágenes de los helicópteros del Cuerpo de Bomberos de Minas Gerais ya giraban por todo el mundo. Los primeros reportes de los rescatistas informaban la derivación a los hospitales públicos de un puñado de personas sobre los cientos de desaparecidos. Schvartsman adelantó que por el centenar de trabajadores que había en la zona se enfrentan a “una tragedia humana”, además de la repetición del desastre ambiental de 2015.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, partidario de flexibilizar los controles para la explotación de recursos naturales, visitará mañana la zona de la tragedia y prometió una investigación “rápida y profunda”. Vale aún no pagó la multa de 1 billón de reales impuesta por el desastre natural de Mariana, que dejó en 2015, 19 muertos. La multa fue impuesta a la multinacional brasileña y la minera angloaustraliana BHP Billiton, asociada en Samarco S.A. La investigación sobre aquel desastre natural fue investigado en el Parlamento brasileño por tres comisiones, entre cuyos integrantes había varios legisladores que habían recibido fondos de la minera para sus campañas.

El desastre de Mariana no sólo dejó víctimas mortales sino que contaminó el Río Doce con 55 millones de metros cúbicos de residuos minerales —con altos valores de metales como níquel, sílice y hierro—. El cauce del río afectado por el derrame de 2015 abarca a 230 municipios y para los especialistas es casi imposible devolver al río su estado anterior al derrame o, al menos, los residuos permanecerán en el río por 100 años.

Las cifras del desastre ocurrido hace tres años puede dar dimensión de lo que se espera de la ruptura ocurrida hoy en Brumadinho, donde la represa que cedió tiene capacidad para un millón de metros cúbicos de residuos que podrían llegar aguas abajo hasta el río Paraopeba, poniendo en riesgo el abastecimiento de miles de familias en más de 48 municipios ubicados en los alrededores de la cuenca.

“Hemos hecho todo lo que uno entiende que era posible para garantizar la seguridad y la estabilidad. El hecho es que no sabemos lo que ocurrió y lo que ocasionó, pero ciertamente lo vamos a descubrir”, se defendió esta tarde el CEO de Vale, según publicó el diario O Globo, aunque reconoció: “¿Cómo decir que aprendimos algo con lo ocurrido en Mariana? Si acaba de ocurrir un desastre como este”.

“Desde la ruptura de las represas en Mariana nada se ha hecho para evitar que ese tipo de desastre ocurra”, aseguró a Fohla de San Pablo el procurador Carlos Eduardo Ferreira Pinto, jefe de la fuerza de tarea que investigó el rompimiento en 2015. “Era lógico que eso iba a suceder”, sentenció Ferreira Pinto desautorizando al CEO de Vale.

En tanto, El Movimiento de los Afectados por Vertidos (MAB, según sus siglas en portugués) también desmintió los dichos del titular de Vale y apuntó contra la falta de controles estatales. Desde el MAB denunciaron que “desde 2015, se registraron innumerables denuncias por el riesgo de rompimiento de represas del complejo de represas, y aún así la Mina de Arroyo del Fríjol, en Brumadinho, tuvo su ampliación aprobada por el Consejo Estatal de Política Ambiental en diciembre del año pasado”. “Las empresas privatizadas y multinacionales apuntan al lucro a cualquier costo”, lamentaron desde el MAB.

Tras este nuevo desastre natural, el Ejecutivo encabezado por Bolsonaro prometió una “rápida y eficaz” investigación, a pesar de ser un expreso impulsor de multiplicar las explotaciones mineras en el país, incluso dentro del Amazonas. En sus primeros días de Gobierno, Bolsonaro despojó a Fundación Nacional de Indígenas (FUNAI) como órgano de control sobre el territorio de los pueblos originarios y lo dejó en manos de un espacio interministerial con la promesa de avanzar sobre el Amazonas para el agronegocio y la explotación minera.

El ministro de Ambiente de la gestión de ultraderecha, Ricardo Salles, fue condenado a tres años de inhabilitación para ocupar cargos públicos por haber cometido fraudes e irregularidades en favor de empresas mineras asociadas a la Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo. La condena sobre Salle por su rol como secretario de Medio Ambiente en San Pablo se conoció el 20 de diciembre pasado. Días después, Bolsonaro le tomó juramento.

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