En un informe, la CIDH critica algunas propuestas realizadas por el presidente electo Jair Bolsonaro durante su campaña.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha expresado su “profunda” preocupación por la situación de los derechos humanos en Brasil y su futuro, y recuerda la “obligación internacional” de implementarlos.

Tras una visita de una semana a Brasil, a través de un comunicado, la CIDH asegura que Brasil no ha logrado resolver el “problema de las desigualdades y discriminaciones profundas”, y señala que el sistema judicial necesita ser “reformado y fortalecido” para superar estos “graves” problemas estructurales.

“La exclusión social, la falta de acceso a la Justicia, la fragilidad de los servicios públicos son todos limitantes de las condiciones de desarrollo del país y de la situación crítica de acceso a los derechos humanos para la mayoría de la población”, reza el documento.

La CIDH, que depende de la Organización de Estados Americanos (OEA), destaca que los grupos más afectados son las comunidades de las favelas, los trabajadores del campo, los pueblos indígenas, los afrodescendientes, las personas LGBTI y aquellas privadas de libertad.

“Los pobres y los afrodescendientes siguen siendo las principales víctimas de violaciones a los derechos humanos en Brasil. Ellas y ellos son asesinados por decenas de miles, sin investigación, sin ser juzgados, sin sanciones ni reparaciones adecuadas”, sentencia.

Críticas a Bolsonaro
Sin mencionar específicamente al presidente electo Jair Bolsonaro, el CIDH critica algunos de los polémicos asuntos de su campaña como, por ejemplo, el discurso de odio y de mano dura, los ataques contra la libertad de expresión, el deseo de vetar la ideología de género de las escuelas o la posibilidad de disminuir la mayoría de edad penal.

“Observamos el alarmante crecimiento de un ambiente de discursos que distorsionan, desprestigian y estigmatizan el papel y la función de los derechos humanos para la sociedad”, apunta el documento.

La CIDH pide acciones urgentes contra “las violaciones de derechos y los discursos de odio”, así como ante “los ataques a la libertad de expresión que afectan a la prensa, académicos y organizaciones sociales”.

Ante la idea de Bolsonaro de tipificar como “terroristas” las acciones del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) y del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST), la CIDH alerta del riesgo de criminalizar a los movimientos sociales por medio de “la ampliación de las figuras penales referentes en la Ley antiterrorista”.

ActRt