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El conductor fue alentado por los transeúntes y hasta recibió “consejos legales” de los abogados que circulaban por la zona de Tribunales.

Un automovilista se atrincheró en su vehículo cuando una grúa del Gobierno de la Ciudad quiso acarrear el auto, que estaba mal estacionado en la zona porteña de Tribunales. A pesar de que el vehículo estaba en infracción, el hartazgo social contra las empresas de acarreo, a las que se acusa no sólo de levantar autos con fines recaudatorios sino también de maltratarlos, llevó a que un numeroso grupo de personas alentaran al hombre a resistir mientras pedían a los agentes de tránsito que lo dejaran “en paz porque es un laburante”. Con la asesoría gratuita y al paso que le dieron algunos letrados, el hombre intentó saber qué tipo de habilitación tenía la empresa, cuyos contratos están vencidos desde 2001, para llevarse el auto.

Todo comenzó alrededor de las nueve de la mañana, cuando una grúa de la empresa que tiene la concesión del acarreo y el estacionamiento medido de la Ciudad intentó llevarse un Seat Ibiza de color azul que estaba estacionado sobre la mano izquierda de la calle, en Lavalle al 1300.

Minutos después, cuando la grúa ya tenía levantadas las dos ruedas delanteras del vehículo, llegó el conductor, quien comenzó a discutir con los agentes de tránsito. Mientras mostraba la documentación y exigía que le bajaran el auto, la gente que se aglutinó alrededor empezó a alentarlo. Algunos fueron más allá, y le aconsejaron que se subiera al auto para impedir que se lo llevaran, ya que las empresas no pueden acarrear un vehículo con una persona adentro porque incurrirían en el delito de privación ilegítima de la libertad. Más de uno versado en leyes insistió, por si no hubiera quedado claro, que “si proceden es secuestro” y que “el vehículo debe estar deshabitado de personas o animales”.

Tras la improvisada consejería legal y los “metete, metete” alentándolo, el hombre aceptó los consejos y se subió al auto. Al mismo tiempo, curiosos y autoconvocados hacían de intermediarios en la discusión con los agentes de tránsito, a la que se habían sumado Policías de la Ciudad.

Y mientras más de uno rememoraba la escena de Ricardo Darín en Relatos salvajes, donde en un ataque de furia el personaje hace estallar una garita de seguridad de la playa de acarreo, el atrincherado intentó, según algunos testigos, que los de la grúa le mostraran una habilitación para llevarse el auto. La respuesta, si es que la hubo, se perdió entre el barullo.

Finalmente, el conductor de la grúa liberó el vehículo tras una hora de tensión, en la que el nutrido grupo de personas, que se fue renovando en el trajín de la mañana, no dejó de respaldar al conductor y recriminar al personal de la empresa de acarreo.

El atrincheramiento y el tumulto le ahorraron al conductor los 1400 pesos del acarreo. No obstante, el hombre terminó con dos multas: una, por estar mal estacionado (2140 pesos), y otra, por el mismo valor, porque se encontraba circulando en un área restringida sin el permiso requerido.

Cabe recordar que, como establece la Ley de Tránsito, el estacionamiento sobre mano izquierda está prohibido en toda la ciudad, salvo indicación expresa, señalizada con una E blanca sobre fondo azul.

Por la zona de exclusión sólo pueden circular los taxis, colectivos y vehículos de carga y servicios como bomberos, ambulancias y camiones de caudales, y personas que tengan o alquilen una cochera en el área y hayan tramitado un permiso especial.

Según trascendió horas después del incidente, el conductor se presentó ante las autoridades, y se constató, además, que la cédula verde estaba vencida y que el vehículo no estaba a su nombre, ya que solo tanía un 08 firmado y aún no había realizado la transferencia.

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