De esta manera titula uno de sus libros Álvaro García Linera, sociólogo y vicepresidente de Bolivia. En él repasa la historia de la acción colectiva, las identidades indígenas, obreras y populares en dicho país desde principios de 1900. La transformación política que se vivió desde el año 2006 es parte de las acciones encabezadas años antes por los dirigentes de los sectores originarios, obreros, campesinos y de otros sectores populares del país.

Sin dudas la llegada de Evo Morales a la presidencia de Bolivia en el año 2006 fue el resultado de la profunda crisis que este país atravesó durante años. Las denominadas “Guerra del Agua” y “Guerra del Gas” entre los años 2000 y 2003 generaron las condiciones sociales para el ascenso al poder de un “indio”, un originario, un aymará. En un país gobernado históricamente por las elites blancas, que marginó del acceso a los derechos a más del 60% de la población, llegaba a la presidencia un aymará, campesino, y más aún, cocalero. Las reivindicaciones que llevaron a Morales al poder lo ubicaron cercano al indianismo katarista, aunque muy pronto se separaría de estos sectores.

En su discurso de asunción como Presidente, Evo Morales afirmó que “Jamás nos reconocieron como seres humanos siendo dueños absolutos de esta noble tierra”, y continuó diciendo que “tampoco estamos para seguir llorando por los 500 años porque estamos en época de triunfo, de alegría, de fiesta”

Una de las primeras medidas que va a tomar una vez en el poder fue la nacionalización de los hidrocarburos. Es que Bolivia durante muchos años había recibido exiguas regalías por la explotación del gas natural, un recurso que allí abunda, pero cuyos ingresos no llegaban al estado. Contar con estos recursos le posibilitó al gobierno la implementación de políticas sociales amplias y comenzar un proceso de redistribución de la riqueza.

No fue gratuito, y de hecho, el costo se evidenció en los intentos de fracturar el país por parte de las elites blancas, embanderadas en pancartas que pedían “Una Bolivia sin cholos”. Si, una Bolivia que exluyera a la mayor parte de su población, como había sucedido históricamente.

La legitimidad política del gobierno de Morales y el acompañamiento de una Sudamérica unida en ese momento en la Unasur, frenaron los intentos de generar dos estados, pero no el pensar de los sectores tradicionales que fueron desplazados del poder.

En el 2009 se aprobó una nueva constitución nacional en Bolivia, que lo transformó en un Estado Plurinacional y reconoció derechos, negados por siglos, a los pueblos originarios del país.

Sin dudas no era suficiente, y la transformación económica y productiva que ha vivido el país en los últimos años es quizás a lo que debamos prestar más atención.

¿Vivir de los recursos naturales?

Rico en recursos naturales, Bolivia basó tradicionalmente su economía en la extracción minera y gasífera, con escasos beneficios para la población, y poca industrialización de dichas materias primas.

La nacionalización de los hidrocarburos fue la primera política de importancia en el camino a transofrmar la economía boliviana, pero a ello se deben sumar dos recursos que no habían formado parte de su matriz productiva tradicional: el litio y la quinoa. El litio es uno de los minerales más codiciados por las industrias de teléfonos celulares y la automotriz, por su utilidad en la fabricación de baterías. Las mayores reservas del mundo se encuentran en Bolivia, Argentina y Chile, con predominancia del primero. La extracción de este mineral se incrementó en los últimos años, y el acierto en Bolivia fue industrializar la producción de baterias en el país. La firma reciente de un acuerdo con automotrices alemanas, para la producción de baterías de autos híbridos, sigue en este camino.

El otro recurso que ha contribuido al crecimiento de la economía boliviana es la quinoa, un grano consumido históricamente por los pueblos originarios, que ha ganado adeptos alrededor del mundo, conforme ha crecido el consumo de comidas saludables.

¿Qué escenario enfrenta Bolivia en las elecciones?

Los números hablan de crecimiento económico, redistribución del ingreso, reducción de la pobreza y de la indigencia. Elogiado incluso por los organismos internacionales, Bolivia ha logrado en estos últimos años tener un crecimiento sostenido, a diferencia del resto de los países de la región.

Los índices de pobreza e indigencia aún son elevados, y los sectores originarios más radicales reclaman a Evo no haber cumplido con las expectativas.

El referéndum al que sometió la posibilidad de presentarse para una nueva reelección tuvo un resultado negativo. Pese a ello, el Tribunal Constitucional habilitó que se presentase en las elecciones que este año dirimirán el futuro del país.

La falta de renovación de los dirigentes políticos en Bolivia no solo afecta al MAS, sino también a los partidos opositores. Tengamos en cuenta que el principal candidato de la oposición es Carlos Mesa, quien fue Vicepresidete de Gonzalo Sánchez de Losada.

Las encuestas dan un virtual empate técnico entre Evo Morales y Carlos Mesa, y una gran incertidumbre en los resultados de un eventual ballotage.

Morales carga con el costo político del fallo del Tribunal Internacional de la Haya en el enfrentamiento con Chile por la salida al mar, y con el desgaste -lógico por cierto- de un gobierno que lleva casi 13 años en el poder.

La alternativa a Evo la conforman quienes estuvieron muchos años en el poder excluyendo a las mayorías, y desde el gobierno, no ha sabido generarse la continuidad del proyecto por fuera de los personalismos.García Linera afirma en “La Potencia Plebeya” que “en la medida en que ninguna sociedad puede vivir perpetuamente en un estado de lucha generalizada y antagonizada por el poder, la sociedad, más pronto o más tarde, ha de inclinarse por la estabilización del sistema o construcción de un orden estatal que devuelva la certidumbre a las estructuras de dominación y conducción política”.

Por: Mg. Melisa Centurión – Politóloga. Magíster en Desarrollo Humano. Docente en Relaciones Internacionales. Columnista de Política Internacional en Informe Mundial (sábado 12 a 14) y Punto Club (miércoles 11.30) que se emiten por FM96.3ClubRadio Mar del Plata. 

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